
El lugar parecía abandonado. Los raíles del tren apenas podían verse, colonizados por las hierbas salvajes y la arena que el viento había traído desde la playa. Al fondo, una vieja locomotora permanecía en pie, paralítica y herrumbrosa. El inmueble de la estación, sin embargo, estaba como siempre, como él lo recordaba, en un estado de conservación deficiente pero, al menos, en pie, y tal vez más pequeño, aunque eso fuera imposible.La casa en ruinas , Manuel García Rubio, ediciones del viento
Manuel García Rubio reside en Asturias desde los diez años. Ha practicado con éxito el ensayo, y algunos de sus relatos breves figuran en antología españolas e hispanoamericanas. Con todo es en el campo de la novela en el que, paso a paso, ha ido haciéndose con uno de los huecos más interesantes y originales de la narrativa contemporánea española. Con Sal fue finalista del Premio de la Fundación Lara a la mejor novela publicada en nuestro país en 2008. La casa en ruinas ha merecido el Premio Ciudad de Salamanca 2012.
Etiquetas: Moleskine
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