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ROBERTO BOLAÑO (I)




SONI

Estoy en un bar y alguien se llama Soni

El suelo está cubierto de ceniza Como un pájaro

como un solo pájaro llegan dos ancianos

Arquíloco y Anacreonte y Simónides Miserables

refugios del Mediterráneo No preguntarme qué hago

aquí, no recordar que he estado con una muchacha

pálida y rica Sin embargo sólo recuerdo rubor

la palabra vergüenza después de la palabra vacío

Soni Soni! La tendí de espaldas y restregué

mi pene sobre su cintura El perro ladró en la calle

abajo había un cine y después de eyacular

pensé <<>> y el vacío Arquíloco y Anacreonte

y Simónides ciñéndose ramas de sauce El hombre

no busca la vida, dije, la tendí de espaldas y se

lo metí de un envión Algo crujió entre las orejas

del perro Crac! Estamos perdidos

Solo falta que te enfermes, dije Y Soni

Se separó del grupo La luz de los vidrios sucios

Lo presentó como un Dios y el autor

Cerró los ojos

MIGUEL CASADO

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EL ERROR Y EL ACIERTO

no tienen naturaleza distinta;

el error es sólo un acierto

al que se deja crecer.

Esta es la esterilidad

de la balanza.

(De Plaza circular)





Horacio Quiroga además de su obra dejó este decálogo del Buen Cuentista. Quizás seguir reglas no es lo que un autor en su mundo creativo desea seguir. Pero...leerlo es "casi" una necesidad.

I. Cree en un maestro - Poe, Maupassant, Kipling, Chejov - como en Dios mismo.

II. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
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(Vía: Juan José Bravo, en LetrasKiltras)

LA TIRA DE SCOTT ADAMS

LA POÉTICA DE CHEMA MADOZ




Su mundo se centra en la presencia insólita y poética de los objetos que selecciona y dispone en escenarios íntimos, construidos por él mismo, y que fotografía en blanco y negro, extrayendo de ellos una luz y un aliento poético de gran capacidad de seducción para el espectador. En su obra -próxima a la poesía visual, a la pintura y a la escultura-, los objetos descontextualizados, se trascienden a sí mismos y enseñan algo que a una mirada ordinaria ocultan.

(Poesía visual española - Antología incompleta. Ed. Calambur)

RODEADOS



(Typomotion, de Nicholas Schrunk)

Las palabras que callo cambiarán de sentido:
yo no puedo decir una cosa por otra, la poesía no se hace en los labios
sólo puedo llamarte por tu nombre, lo siento. Aunque del lado tuyo esté la tierra
y te parezcas como nunca al amor, bajo la astucia de sus manos
que encaminan los pasos de cada una de sus hijas.

Sí, todas las mujeres se te parecen, ahora que no te pareces a ninguna
bajo este sol que vuelve a mirarnos de frente como en los buenos días.
Al alcance de la aridez de la memoria, allí ensaya el olvido un canto como de aguas,
una inocente canción sin asunto que uno terminaría por aprender a oir.
Y se está bien caminando a tu lado en cualquier dirección, del lado de la tierra,
en dirección al zoológico donde el mono espera su cátedra
para enseñar al hombre la gracia original, la impudicia, la alegría, la ternura originales,
el desdén por la miseria en que lo educa su locura.

Enrique Lihn: Zoológico (Fragmento) La pieza oscura, 1963

EN CIEN PALABRAS



El 10 de julio de 2009 se celebró la gran final de Relatos en cadena de la temporada 2008-2009. Manuel Sánchez es el ganador del II Concurso de microrelatos de la Cadena Ser, dotado con 6.000 euros. Nació en Salamanca y es guionista en el programa de Ana Rosa. El autor ha confesado que escribió el relato en veinte minutos. La decisión del jurado fue intensa entre los diez finalistas que llegaban a la final. Nuestra más sincera felicitación.

"Rueda de reconocimiento"

Entonces reconocí la mirada de la fotografía. Era aquel cerdo del callejón. El policía asintió con la cabeza y le dio el retrato a otro agente. 'Dicta una orden de busca y captura', le dijo. A la semana siguiente, me llamaron para una rueda de reconocimiento. Me pusieron tras un cristal y entraron cinco hombres. '¿Cuál de ellos lo hizo?', me preguntaron. Dudé un instante, pero después de examinar los ojos de todos lo tuve claro: 'El de la camisa azul'. A los otros cuatro los soltaron, pero yo seguí al del jersey rojo hasta su casa. Saqué las tijeras y le dije: '¿Te acuerdas de mí?

ENMUDECER



Era cuestión de minutos. Un poco de rimmel más, o una cucharada de cereales menos; robarle unos momentos al body milk … no se.
Analizaba mis pasos desde que el despertador sonaba y aquel vacío o no en el ascensor era real. La fresca fragancia que aspiraba era como la brisa marina repleta de sus aromas. Sus ojos fijos en mi perfil me producían una sensación de rubor que al llegar al punto cero paralizaba el caminar con normalidad.
Muchos días pasaron de repente.
En ocasiones abandoné el colorete; abroché la sandalia esperando a que aquella puerta se abriese… ¡todo fue inútil!
En aquella colmena de edificio, le di por desaparecido. Ya no era cuestión de ser más ágil o más perezosa.
Un día más estática ojeaba el reloj; en segundos lo había hecho varias veces. Cuando la puerta del ascensor por fin se abrió, reposabas en una camilla, los ojos fijos. Quise decir algo, pero ya otra persona indicaba que no tenía hueco. La puerta se cerraba como una losa y el lamento de una ambulancia me hizo estremecer.


Tere Fuertes Fernández

UNA SEMANA DE DIEZ DÍAS



Paco Ignacio Taibo II. Talleres. Conferencias. La presencia latinoamericana. Música. Fred Vargas. Dibujantes y guionistas. Poesía. El mundo de las viñetas. Tariq Ali. La novela histórica. Chiringuitos. Fantasía. El cine. Libros y más libros. A quemarropa.

Un año más.

Más de 100 autores.

Diez días.

"Yo siempre he querido estar y compartir un festival en que se hablara del legendario Belarmino Tomás y de la conquista del Amazonas, de Darwin y de Modigliani, de las cruzadas y de la brigada de españoles que liberó París durante la segunda guerra mundial, de Cervantes en Lepanto y de los narcos mexicanos, del revolucionario asturiano Manolo Grossi, de la Semana trágica de Barcelona y de los orcos, de las máquinas de vapor y del 11 M, de Waterloo y del crimen contemporáneo en Lima, de la moderna Babilonia y de la antigua Roma. En el cual el poder mágico de la palabra escrita y dibujada nos permitiera tocar durante instantes tantos mundos. Creo que este año lo podré hacer".

Paco Ignacio Taibo II


Semana negra de Gijón.

LA TIRA DE QUINO

NUBOSIDAD VARIABLE




Cuando he escrito novelas, siempre he tenido la sensación de encontrarme en las manos con añicos de espejo, y sin embargo conservaba la esperanza de acabar por recomponer el espejo entero. No lo logré nunca, y a medida que he seguido escribiendo, más se ha ido alejando la esperanza. Esta vez, ya desde el principio no esperaba nada. El espejo estaba roto y sabía que pegar los fragmentos era imposible. Que nunca iba a alcanzar el don de tener ante mí un espejo entero.


Natalia Ginzburg, preámbulo a “La cittâ e la casa”


Con estas palabras, tomadas de la escritora italiana, a la que Martín Gaite admiraba y a la que había traducido, comienza la novela “Nubosidad variable”. Toda una declaración de intenciones de lo que el lector se va a encontrar entre sus páginas.
Sofía Montalvo y Mariana León fueron amigas en el colegio. Sofía se ha visto atrapada en una existencia de esposa y madre de familia. Mariana, brillante psiquiatra de moda, triunfadora en lo profesional pero con graves carencias personales. Después de más de treinta años el azar las hace coincidir. A través de estos personajes que nos narran sus vidas y sentimientos, Martín Gaite teje otra historia más íntima, más profunda: Su amor por la escritura. Una historia trazada a base de cartas y cuadernos, tan importantes en la vida de la autora y de los que nunca se separaba.

“Y yo le digo que sí, que todo en el fondo es cuestión de palabras, de combinarlas, de jugar con ellas, es lo que tiene la literatura, que dicen que se acaba por culpa de los videos, pero eso no cuela, es un disparate, la gente sigue loca por inventar escritos que convenzan de algo o emocionen, aunque sea mentira, vamos, que te lo creas, depende de cómo te digan las palabras y cómo las escuches tú.”

“A Encarna tampoco le parecía alegre aquel jardín ni le gustaba jugar en él. Pero me confesó que todas las historias que inventaba antes de dormirse entraban por la ventana desde el jardín y se le metían juntas y sin terminar en la cabeza.”

Una novela de oficio para todo aquel que sienta la necesidad de escribir

TALLOS DE LA NOCHE



ELLA se peina su pelo como se peina a un muerto:
Lleva los añicos azules bajo la camisa.

Lleva los añicos del mundo en una cinta.
Sabe las palabras pero sólo sonríe.

Mezcla su sonrisa en la copa de vino:
Debes beberla para estar en el mundo.

Tú eres la imagen que le muestran los añicos
Cuando se inclina pensativa sobre la vida.


PAUL CELAN, Amapola y memoria, Ediciones Hiperion

LA TIRA DE BILL WATTERSON

LA CUESTIÓN



Trasteando por aquí y por allá, encontré días atrás una entrada en Libro de notas. La entrada no es reciente, pero sí muy actual. ¿Buena literatura? ¿Lectura de entretenimiento? ¿Quién lo define? ¿Leer cualquier cosa, sin un criterio claro, es mejor que no leer? ¿Existe una literatura con mayúsculas y otra con minúsculas?
No voy a entrar en ese debate, tantas veces expuesto. Sólo quiero transcribir la siguiente fábula de Iriarte:

El asno y su amo

Quien escribe para el público, y no escribe bien, no debe fundar su disculpa en el mal gusto del vulgo

«Siempre acostumbra hacer el vulgo necio
de lo bueno y lo malo igual aprecio;
yo le doy lo peor, que es lo que alaba».
De este modo sus yerros disculpaba
un escritor de farsas indecentes;
y un taimado poeta que lo oía,
le respondió en los términos siguientes:
«Al humilde jumento
su dueño daba paja, y le decía:
'Toma, pues que con eso estás contento'.
Díjolo tantas veces, que ya un día
se enfadó el asno, y replicó: 'Yo tomo
lo que me quieres dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de la paja gusto?
Dame grano, y verás si me lo como'».

Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano,
pues si, en dándola paja, come paja,
siempre que la dan grano, come grano.


Leer o no leer: ésa es la cuestión.

KADARÉ, EL ETERNO CANDIDATO


Entrevista completa a Kadaré en Qué leer.

¿La libertad?
La libertad es una palabra muy suntuosa, muy grande. Prefiero ser más modesto y de algún modo hacerla más pequeña. Prefiero hablar de la vida cotidiana, del comportamiento normal, del lenguaje normal, de tomarte un café con la persona con la que tú elijas sin que nadie te vigile. El sueño totalitario consiste en eliminar las relaciones entre la gente, entre los amigos, porque todo eso lo viven los dictadores y quienes les apoyan como una herida, como un riesgo a su deseo de dominio total.

¿Puede la literatura hacer algo contra las tiranías?
Absolutamente nada, como las tiranías tampoco pueden hacer nada contra la literatura. Un tirano puede fusilar al escritor, pero eso no cambia sus libros. El comunismo comprendió que la lucha contra la literatura era una cosa muy seria. No bastaba con amenazar a los autores, con intentar callarlos, porque esas medidas no destruyen la literatura. Así que crearon una raza de escritores conformistas, dogmáticos, sin una visión del mundo propia, autores de libros deleznables.
Se refiere a los llamados escritores oficiales.
Cuando vivía en Moscú había miles y miles de escritores, pero muy pocos que verdaderamente pudieran llevar ese título con orgullo. La minoría de autores auténticos disminuía cada día y los totalitarios pensaban que triunfarían cuando hubieran desaparecido todos. Los soviéticos decían: “Nosotros permitimos la libertad de los autores”. En realidad, estaban beneficiando a aquellos que escribían sin pulso, a los que tenían como objetivo matar a la literatura.

"La idea de tomar estas notas en forma de diario acerca de Kosovo me surgió, por lo que parece, de regreso de Nueva York, una noche de comienzos de enero de 1999, mientras sobrevolaba el océano Atlántico.
Hacía ya algún tiempo que las informaciones sobre Kosovo, las declaraciones oficiales, los análisis, los diagnósticos políticos, las previsiones ocupaban un espacio siempre creciente en los medios de comunicación. Pero, al igual que al comienzo de Hamlet, cuando, como ha observado T. S. Eliot, llega un momento en que se alude a la aparición del fantasma y la charla normal de los guardias adopta de pronto un tono particular, solemne e incluso luctuoso, así entre la multitud de informaciones sobre Kosovo se produjo bruscamente una transformación. Tal vez fuera imperceptible a primera vista. Los términos utilizados, las declaraciones, continuaban siendo semejantes, los análisis políticos se parecían a los precedentes, las fórmulas y las amenazas también. Y, sin embargo, si se prestaba la necesaria atención se discernía en todo ello un ritmo nuevo, unas veces ralentizado, otras acelerado, una especie de reverberación, un eco semejante a los que se originan bajo la cúpula de un templo. En la prosa cotidiana de los medios políticos hacían aparición con frecuencia cada vez mayor elementos de la fatalidad («En Kosovo fue donde comenzó, allí es donde llegará a su fin…»), como llegados de otro mundo. El círculo se cerraba, los presagios se ensombrecían. Con toda naturalidad, como en los tiempos antiguos, se esperaba a que el telón se alzara sobre el último acto de la tragedia.
En realidad, nosotros llevábamos ya tiempo sumergidos en la tragedia, sólo que ahora sus contornos se tornaban más nítidos. Todos los acontecimientos cotidianos, las declaraciones del Consejo de Seguridad o de la OTAN, la partida de los portaaviones, los bombardeos, las masacres, las deportaciones adquirían de inmediato los atributos de una suprema desgracia, se densifi caban en el interior de una estructura de apariencia sobrenatural, como en el teatro antiguo, pero que no era sino fruto de nuestra propia existencia.
Así fue como, ante los ojos del mundo entero, al pueblo albanés le cayó en suerte experimentar una de esas infrecuentes calamidades que consiguen conmover a todo el planeta. Desde sus sillones, los demás asistieron durante semanas y meses a su padecimiento. La mayor parte con dolor y compasión, algunos con indiferencia y otros, los menos, con cinismo. De este modo contemplaron cómo dicho pueblo era golpeado con el hacha, cómo era desarraigado, derribado, y luego conseguía volver a levantarse para escapar de aquella abominación.
Estas notas se refieren a sucesos diarios aislados, tal y como se fueron produciendo día tras día durante el curso de esos diez meses. Componen la materia de un drama fragmentado o, mejor dicho, son las piedras de las que está hecho. Corresponde al lector unirlas en su mente para erigir él mismo con ellas la capilla conmemorativa de un sufrimiento".
(Extracto de Diario de Kosovo, Siruela 2007)

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