Las estanterías de mi biblioteca, esa que existe en el mundo de la vigilia, están repletas de libros que reflexionan sobre el sentido de la literatura. Por qué se escribe. Para qué se escribe. Cuál es la finalidad de todo este esfuerzo a menudo ingrato. Son libros inútiles y a la vez profundos. Todos esconden un punto de verdad, pero ninguno es la verdad. Quizá porque no hay verdad ninguna que desvelar en este caso.
-No lo sé -confieso-. No creo que la literatura sea algo que tenga que ver con la felicidad o con el bienestar. Supongo que es algo que hay que hacer porque no queda otro remedio. Como respirar o comer. Si no respiras, mueres; si no comes, mueres. Hay personas, sólo unas pocas en realidad, que si no escriben, mueren.
NIÑOS EN EL TIEMPO,
RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN, Seix Barral
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