SILBATAZO INICIAL: LA PASIÓN AFRICANA
En Ébano, compendio de sus estancias en África, Ryszard Kapuscinski sostiene que para los nativos de los desiertos y las sabanas ecuatoriales la espera es una especie de sexto sentido. “Los europeos están convencidos de que el tiempo funciona al margen del hombre, de que su existencia es objetiva”, escribe, y poco más adelante añade: “Los africanos perciben el tiempo de manera diferente. Para ellos, es una categoría mucho más holgada, abierta elástica y subjetiva. Es el hombre el que influye sobre la horma del tiempo (…). Aparece como consecuencia de nuestros actos y desaparece si lo ignoramos o dejamos de importunarlo.”
¿Cuándo sucede algo en África? Cuando una energía misteriosa congrega a la gente para poner en marcha el tiempo.
Origen del hombre y futuro del fútbol, África ha legado un rasgo esencial de la pasión futbolística: la espera.
Durante 90 minutos, una semana, meses o años el aficionado confía en acontecimientos por venir. Contempla partidos grises y padece derrotas animado por un afán compensatorio, los goles que vendrán. Rara vez está tranquilo o resignado. El hincha es un sujeto nervioso, pero se distingue de los demás porque su nerviosismo puede durar mucho tiempo.
Las ligas y los mundiales crean una ilusión de regularidad, prometen la dicha a plazos. Pero el aficionado genuino sabe que puede ver mil partidos sin que ocurra nada de su gusto. Los milagros del fútbol ocurren de tanto en tanto, pero no dejamos de aguardarlos. Lejos de las cronologías habituales, regresamos a la sabana del origen. De poco sirve preguntar: “¿Cuándo pasará algo? La respuesta llega con un sentido atávico: Cuando los hombres se reúnan cuando llegue el tiempo.”
Juan Villoro, ”
Dios es redondo” . Crónicas Anagrama
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