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PREMIO COSECHA Ñ 2009


Andrés Barba gana el Premio Cosecha EÑE 2009
El escritor se ha llevado este galardón por su relato Aparición de Teresa

Ándrés Barba ha ganado el Premio Cosecha Eñe 2009, por el relato Aparición de Teresa. La cuarta edición de Cosecha Eñe ha recibido más de 2.000 relatos de 30 países. De entre todos ellos, el jurado formado por los escritores Juan Bonilla, Elvira Lindo y Ronaldo Menéndez, así como por Camino Brasa y Toño Angulo en representación de Eñe, ha escogido el relato del escritor madrileño como ganador del premio, dotado con 3.000 €.

El relato ganador y los 9 finalistas formarán el número de otoño de Eñe. Revista para leer, que se pondrá a la venta este mismo viernes 13 de noviembre. Los finalistas de Cosecha Eñe 2009 han sido: Silenter, de Trifón Abad López (Murcia, 1979); Apuntes sobre nactrufas, de Selva Almada (Argentina, 1973); La orilla, de Rubén Ballestar Urbán (Castellón, 1981); Los japoneses, los japoneses, de Alejandra Costamagna (Chile, 1970); Eso, simultaneidades, de Juan Carlos Fernández León (Madrid); La noche de Sarah Palin, de Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967); Sad Songs from Idaho, de Sergio Galarza (Perú, 1976); Yakamoz, de Paula Lapido (Madrid, 1975); y La reencarnada, de Patricia Suárez (Argentina, 1969).

Los miembros del jurado de Cosecha Eñe 2009 han destacado la calidad de los relatos presentados a concurso. En palabras de Ronaldo Menéndez, de los relatos finalistas "había muchos muy buenos y no pocos, excelentes". Cabe destacar también que, por primera vez en las cuatro ediciones de Cosecha Eñe, entre los autores finalistas se encuentran autores consagrados como el propio ganador, Andrés Barba, Agustín Fernández Mallo, la argentina Patricia Suárez, el peruano Sergio Galarza o la chilena Alejandra Costamagna.

Comienzo del relato Aparición de Teresa, de Andrés Barba:

Primero por el pasillo, a gatas. Luego Teresa haciendo la trompeta, el calor del suelo en las manos, los leotardos arrugados en los tobillos, el nerviosismo. Se los sentía ya a todos en el comedor desde la puerta; las tías, los primos que se reirían para humillar, igual que se sentía la mancha en el vestido de la cena de Nochevieja, se los sentía una semana antes de que llegaran en el nerviosismo, porque el nerviosismo era el sentimiento elástico que ocupaba todas las fiestas de Navidad.

(Fuente: ELCULTURAL.es)

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