El número de relatos recibidos este año ha sido de 473, de todos los
rincones de España y de otros países como Alemania, Francia, Japón, EEUU, Chile, Uruguay,
Argentina, México, Cuba etc.
El jurado formado por Dña. Mari Luz Fernández LLames, Poeta. D. José Amalio
García Barbón, Profesor, y D. Jesús Fernández, Escritor, ha otorgado los
siguientes premios:
I PREMIO
D. Miguel Ibáñez de la Cuesta (Santander)
ESO QUE SE OYE AL FONDO
La
madre le escribiría a su hija una carta, pero ya no se lleva escribir cartas y
ella no sabe usar un ordenador, ni siquiera tiene uno, para qué lo quiere, y el
teléfono es tan inmediato, tan agresivo, cómo empezaría, “soy tu madre”, eso
sonaría muy parecido a lo último que le dijo, precisamente, antes de que
dejaran de hablarse, y además hay que arreglar un poco los rosales y tender la
colada, siempre hay algo que hacer, y a lo mejor el tiempo tiene que ir pasando
y eso es todo. Así que se echa en la cama. No arregla los rosales, no tiende la
colada, no escribe ninguna carta. Cuando termine de pasar el tiempo, tal vez.
Algún día.
II PREMIO
D. Alberto Esquivel Guerra (Cuba)
EL NIÑO Y LAS SERPIENTES
Iba con el
joven poeta y el sepulturero por una avenida cuando nos encontramos, dentro de
un latón de basura, a un niño de pocos meses.
No era que cautivara
su inocencia. Sus ojos estaban agrietados, llorosos. Como yo tenía un gato,
como el joven poeta tenía un perro, como el sepulturero vivía solo, supusimos
que estaría bien que lo llevara con él. Mañana a mañana aparecían criaturas
como esta en otros sitios. Los síntomas o la descripción eran semejantes: niños
de menos de un año, niños que no lloraban.
Los
transeúntes pasaban y no reparaban, y el sepulturero sopesaba las variantes de
convertirse o no convertirse en padre.
Como yo
tenía un gato, como el joven poeta tenía un perro, como el sepulturero vivía
solo decidió tener un niño.
Este será el
sepulturero del futuro, habló con emocionada resignación.
MENCIÓN ESPECIAL
D. Jesús Riaño (Asturias)
PAPEL MOJADO
El ojo desgarrado me miró ganando brillo a medida que se humedecía. El labio partido
conservaba el rictus de autosuficiencia.
Los trozos de fotografía bailaron sobre
el agua de la bañera, con cada
movimiento mío aceleraron su desordenada
singladura. Me incorporé y quité el tapón. Ahora estabas pegado al filtro del sumidero.
Recogí tus trozos, los junté con los
cristales del marco malherido y todo
fue a parar al cubo de la basura. Comienzo un nuevo
ciclo y necesito aligerar el equipaje.
Desde este Blog queremos felicitar y agradecer a todos los la participantes por el nivel de los relatos recibidos, nuestra más sincera gratitud al jurado por su trabajo, y transmitir nuestra enhorabuena a los ganadores.
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