San Miguel de Cortiguera es un pueblo casi abandonado en la Provincia de Burgos.
Cortiguera recibe al caminante como un fantasma. Sus casas solariegas con sus fachadas y blasones casi derruidos muestran con orgullo que vivieron otros tiempos de esplendor. San Miguel, su Iglesia, hoy en estado de ruina, se eleva sobre el paisaje como símbolo de belleza, de lo que fue y sigue siendo. Levantada entre los siglos XVII y XVIII pertenece al gótico tardío. A pesar de haber perdido sus ornatos primitivos, el tiempo ha dejado su huella entre sus muros transformándolos en un crisol multicolor. Durante siglos el frío, el sol, el viento, la nieve o la lluvia se han adormecido y fundido con este recinto dejando un rosario de belleza en el detalle de lo sencillo, de lo humilde, de lo viejo.
Las fotos están hechas con una cámara sencilla y no han sido ni retocadas ni coloreadas. Muestran, tan sólo, la belleza que deslumbró al caminante.
San Miguel de Cortiguera, Burgos
La pátina del tiempo se enquista
en geometrías,
pende la memoria de un arco
y en los ángulos
duermen escamas de dragones.
La luz espolea la verdad,
la delata por capas.
Mariluz dijo...
2 de abril de 2012, 16:50