CORONA
En la mano me come el otoño su hoja: somos amigos.
Pelamos el tiempo de las nueces y le enseñamos a andar:
el tiempo vuelve a la cáscara.
En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
dice verdad la boca.
Mi ojo desciende hasta el sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos algo oscuro,
nos amamos mutuamente como amapola y memoria,
dormimos como vino en las conchas,
como el mar en el rayo sanguinos de la luna.
Estamos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
¡es hora de que se sepa!
Es hora de que la piedra se apreste a florecer,
de que el desasosiego le lata un corazón.
Es hora de que sea hora.
Es hora.
La arena de las urnas, AMAPOLA Y MEMORIA, Paul Celan
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