Las palabras
Hace 1 mes
La anciana sufría de una senilidad que tenía más de emocional que de patológico, como tantos otros españoles enloquecidos, en mayor o menor grado, por tragedias familiares. A partir de ese desconocimiento general, André había construido su historia personal, la pasada pero también la más inmediata, la presente incluso, a partir de invenciones y desproporciones. Siempre con ese propósito de edificar un personaje, el admirable luchador André Sánchez, que estuviera a la altura de no sabemos qué futuro que le aguardaba. Así hizo con su origen, por ejemplo, del que ignoraba todo, pero al que puso hechos, contexto, nombres, detalles. Su versión extendida hablaba de una madre joven, libertaria, que sale por Francia en los últimos meses de la guerra civil y sigue en la resistencia pasando por algún campo de concentración; y de su padre, como no, brigadista en la guerra civil española, irlandés, aviador. André sabía que nada de eso era cierto porque no existía, no tenía una sola prueba, y sin embargo él era una de esas personas -todos lo somos de una u otra manera- que inventa sus recuerdos hasta acabar creyéndolos ciertos, que asume un pasado extraño como propio; y eso en el fondo debería bastar para darles realidad, la invención no es despreciable en el acontecer de los hombres porque acaba igualmente influyendo sobre sus decisiones, sobre sus actos.
Etiquetas: DE LIBROS Y ESCRITORES
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