AMAPOLAS EN JULIO
Pequeñas amapolas, pequeñas llamas infernales,
¿Sois inofensivas?
Vuestro fuego vacila. No me atrevo a tocaros.
Pero luego meto las manos en las llamas, y no
queman.
Ah, me canso de veros
Parpadear así, arrugadas y rojas, como la piel de
una boca.
Una boca manchada de sangre.
¡Pequeñas faldas ensangrentadas!
Hay ciertos humos que yo no puedo tocar.
¿Dónde están vuestros opiáceos, vuestras
cápsulas nauseabundas?
¡Ojalá pudiera yo sangrar o dormir!
¡Ojalá mi boca pudiera deposar una herida
semejante.
O se infiltrara vuestro licor en mí, en esta
cápsula de cristal,
Para embotarme, para aliviarme, para calmarme.
Pero sin color, eso sí. Sin ningún color.
20 de julio de 1962
Sylvia Plath, Bartleby Editores
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