Ariodante de Häendel
Estos días se representa en el teatro Campoamor de Oviedo la ópera Ariodante de George Friedrich Häendel, con el aplauso unánime de público y crítica.
El libreto de “Ariodante” es una adaptación del que Antonio Salvi escribió originalmente para la ópera “Ginevra, princesa de Escocia” de compositor Jacopo Antonio Perti, estrenada en 1708 en Florencia.
Aquel libreto contenía dos elementos que animaban en gran manera el genio de Haendel: Uno es el desarrollo de la acción en lugares abiertos, hecho que siempre excitó la imaginación del músico. El otro radica en la relación padre-hija. A pesar de que Häendel no tuvo la oportunidad de conocer en carne propia la paternidad, siempre exaltó las relaciones filiales con suprema nobleza.
“Ariodante”, al igual que “Alcina”, es una ópera en la que están muy presentes los aires de danza, y su causa es muy simple. La instalación de Häendel en el Covent Garden de Londres coincidió con la contratación por parte de ese teatro de la bailarina Marie Sallé. Este hecho y la admiración, acaso desmedida, que el compositor sintió por esta mujer hizo que tanto en “Ariodante” como en “Alcina”, éste dispusiera una inusual cantidad de partes danzadas, las cuales obviamente fueron dedicadas al lucimiento de la Sallé.
El período de composición de “Ariodante” se extendió entre mediados de agosto y fines de octubre de 1734. Su estreno aconteció el 8 de enero de 1735 en el señalado teatro del Covent Garden de Londres. A ese estreno siguieron 10 nuevas representaciones y luego algunas interpretaciones sólo en forma de concierto. En mayo de 1736 hubo 2 nuevas funciones y desde entonces “Ariodante” entró en el olvido hasta su exhumación acontecida en Stuttgart, en septiembre de 1928.
Como se sabe, a partir de mediados del siglo el Siglo 20 el repertorio barroco ha conocido un fuerte resurgimiento, muy bien apoyado con notables ediciones de la industria discográfica, las cuales para el caso del legado de Georg Friedrich Häendel han sido decisivas en la divulgación que se ha dado a su faceta operística.
Al igual que lo sucedido en muchas óperas barrocas, en “Ariodante” hay dos roles masculinos, el titular y el de Polineso, que deben ser abordados por contratenores o mujeres con voz grave.
ARGUMENTO
Ariodante” se desarrolla en Escocia en tiempos no precisados
Acto primero
La princesa Ginevra, hija del rey de Escocia, está enamorada del príncipe Ariodante. El padre está plenamente de acuerdo con que Ariodante sea no solo su yerno, sino su sucesor en el trono.
El conflicto surge cuando Polinesso, duque de Albania, que aspira a apoderarse del trono escocés, hace explicitas declaraciones a Ginevra..
Ella lo rechaza, pero Dalinda, dama de la corte, le asegura a Polinesso que ella sí lo ama.
Mientras en el jardín Ariodante y Ginevra se declaran una vez más su amor, con la bendición del rey, Polinesso trata de usar el amor de Dalinda como recurso para conseguir sus oscuros fines.
Polinesso pide a Dalinda que se disfrace de Ginebra y le dé acceso a su habitación aquella noche, prometiendo respetar su honor y casarse después con ella. Dalinda, entusiasmada con la idea, acepta sus peticiones.
Mientras tanto, ninfas y pastores se unen con sus danzas a la alegría de nueva la pareja real, Ariodante y Ginevra.
Acto segundo
Es de noche y Ariodante, que no puede dormir contento, se pasea por el parque cuando encuentra a Polinesso, quien fingiendo no saber nada de su próxima boda con Ginevra, le dice que está teniendo una secreta relación amorosa con ella.
Ariodante se indigna y saca su espada, pero Polinesso promete que le dará pruebas fidedignas de lo que ha dicho, aconsejándole que se oculte y observe.
Lurcanio, hermano de Ariodante, viéndolo en tratos con el desagradable Polinesso, se oculta también para ver qué intenciones tiene ese hombre.
Siguiendo indicaciones de éste, Ariodante llama a la puerta de la habitación de Dalinda y ésta abre disfrazada de Ginevra. Ariodante cree morir de rabia y trata de suicidarse con su espada, pero Lucarnio, que estaba al acecho, llega a tiempo para evitarlo y, también presa del engaño de Polinesso, convence a su hermano que no vale la pena morir por una mujerzuela.
Más tarde el rey está con su consejo a punto de declarar heredero a Ariodante, cuando Odoardo, amigo y confidente del monarca, trae la noticia de que el príncipe se ha tirado al mar y se ha ahogado a consecuencia del disgusto provocado por la conducta de Ginebra.
Lucarnio se presente ante el rey y exige luchar con el que quiera defender a Ginevra. Pero el rey declara que una mujer así no merece su defensa. Ginevra sorprendida, no entiende de qué la acusan y sufre un ataque de locura.
Acto tercero
Polinesso ha enviado a dos sicarios para matar a Dalinda, para evitar que se sepa todo. Dalinda corre perseguida por ellos y Ariodante, que se halla en el bosque, los encuentra y los hace huir.
Dalinda, sorprendida el verlo vivo, le confiesa lo ocurrido y se da cuenta de que su vida corre peligro. Ariodante, entonces, se la lleva al palacio bajo su protección.
El rey no quiere ver a su hija, pero acepta que Polinesso luche por ella, cosa que éste hace con vistas a la sucesión del trono.
El rey, pensando que en definitiva es el honor de su familia, se dispone a luchar contra Lucarnio cuando aparece un caballero con el rostro cubierto y sin armas, que exige luchar por Ginevra.
Cuando se descubre el rostro, todos quedan atónitos. Es Ariodante, quien señala que Dalinda está dispuesta a confesarlo todo a cambio del perdón.
El rey lo concede, pero además llega Odoardo diciendo que Polinesso, moribundo, ha confesado todas sus malas acciones.
El rey va a buscar a su hija al apartamento donde estaba confinada, la abraza y le muestra a Ariodante, a quien ella creía muerto.
La alegría general reina entre todos, ante este final feliz y la inminente boda de los príncipes Ginevra y Ariodante.
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