EL TRÁMITE
De tu expediente de otoño
voló, inocente, una hoja.
Tu falda perfumó el aire
en remolino cercano.
Te agachaste, me agaché…
Me ofreciste tu sonrisa
y a cambio de ese papel,
dos segundos con tus manos.
En ese instante
todo se transformó
en un grupo informe,
una masa nubosa,
partículas de empresa,
que se disolvieron
en una realidad ajena a mí...
Mi teléfono sonó. Despertamos.
Del guiño de tus ojos verdes
nació un deseo gallardo.
Pusieron sobre mi mesa
una certificación urgente,
y análisis de mercado...
Siete cabezas me cercan:
todo iba retrasado.
El pasillo te alejaba.
Oficial encarcelado,
loco por salir corriendo
y susurrarte, ¡te amo!
Ecos extraños me hablaban
de marketing y competencia
de los fondos y los pagos.
Preso mi cuerpo y mi mente…
por el espacio vagando.
Cautivo esclavo que bebe
un café frío y amargo
mientras la calle te altera
con sus factores de cambio.
No sé ni cómo llamarte,
en mis sueños solitarios,
que se inician con la imagen
del sello de nuestros labios,
que siempre han estado juntos…
sin haberse aproximado.
Carmen Salgado Romera (Mara)
Septiembre 2009
(Fotografía: Stanislav Ginzburg, Tales from Vienna woods)
Etiquetas: NUESTRAS VOCES
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