Narro historias. Si de ellas salen pensamientos que para otros es filosofía, no es voluntario.
Mis libros siempre están abiertos, no tienen jamás un final cerrado y absoluto. Tampoco acabé nuca nada en la vida; ni los estudios de secundaria. Mi literatura está hecha de digresiones.
Elliot decía que a veces escribía poemas que no entendía. Yo tampoco comprendo todo lo que he escrito: lo que importa es dejar entrar la poesía y aceptar el misterio.
Tiene que ser difícil no morir nunca. Por eso acabo de escribir Cartas a Poseidón (Siruela) una tentativa poética de descubrir si los dioses nos desprecian o son celoso de nuestra mortalidad.
Escribir es posponer la muerte.
Fragmento del artículo aparecido en El País el 5/10/13 y escrito por C. Geli/ A. Garbus
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