¿Es el amor un sentimiento ético por excelencia, una reinvención de la vida o un riesgo inútil? ¿Quizás es cuerpo y deseo? ¿O acaso se trata, como decía el gran poeta portugués Fernando Pessoa, de un pensamiento? Para el gran filósofo Alain Badiou, el amor es ante todo una construcción duradera cuyo verdadero objeto es el progreso de la pareja y no la satisfacción de los individuos que la componen. Una aventura obstinada para alcanzar un «proceso de verdad» -la verdad del Dos- que nos permita experimentar el mundo a partir de la diferencia respecto al otro. En su ensayo "Elogio del amor" ofrece una profunda y hermosa reflexión sobre el concepto del amor y su universalidad.
Alain Badiou, profesor emérito de la Escuela Normal Superior, donde se forma la élite letrada francesa, autor de libros como "Deleuze: El clamor del ser", "El ser y el acontecimiento", "Breve tratado de ontología transitoria" y "Lógicas de los mundos: el ser y el acontecimiento", por citar sólo algunos de sus trabajos traducidos al español. En "¿Sarkozy es el nombre de qué?" ya anunciaba su preocupación por el tema del amor. Allí escribía: "el amor debe reinventarse pero también, sencillamente, debe ser defendido porque se encuentra amenazado por todas partes."
Este "Elogio del amor", en forma de diálogo con el periodista Nicolas Truong, desarrolla, pues, la concepción del amor de un filósofo con claro compromiso social. Para empezar, algo que no le gusta a Badiou es la organización social del encuentro amoroso, la visión segura del amor, el amor protegido contra todo riesgo. Ese tipo de encuentros, le sustrae al amor toda “poesía existencial”. “Hay que reinventar el riesgo y la aventura, contra la seguridad y el confort”, dice Badiou. Luego, frente a la concepción romántica del amor que se centra en el éxtasis del encuentro, la concepción jurídica para la que el amor es un contrato y la concepción escéptica, según la cual el amor es una ilusión, Alain Badiou propone el amor como “una construcción de verdad”. Dice pues: “el amor es un proyecto, que incluye por cierto el deseo sexual pero también mil otras cosas, o sea, cualquier cosa siempre y cuando se trate de vivir una experiencia desde el punto de vista de la diferencia.” Y es éste, probablemente, el núcleo de la concepción del amor de Badiou: es un encuentro entre dos diferencias. Se añade a ello la duración: “un amor es sobre todo una construcción durable”, “una aventura obstinada”. “Un amor verdadero es aquel que triunfa durablemente, a veces con grandes dificultades, frente a los obstáculos que le proponen el espacio, el mundo y el tiempo”, dice el filósofo.
Sin embargo, esta “aventura obstinada” que es el amor no tiene nada de fácil. “No siempre es pacífica”, precisa Badiou, “implica peleas violentas, verdaderos sufrimientos, separaciones que se superan o no”, “hay muertes por amor, suicidios por amor” ya que “una verdad no es algo que se construye como una novela rosa”. “El drama amoroso es la experiencia más clara del conflicto entre la identidad y la diferencia” y “decidir, sobre todo de manera unilateral, el fin de un amor es siempre un desastre.”
Para concluir, esta frase de Sócrates a la que adhiere Alain Badiou plenamente: “quien no empieza por el amor no sabrá nunca lo que es la filosofía.”
Elogio del amor, Alain Badiou, La esfera de los libros
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