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EL AZAR DE LA MUJER RUBIA; MANUEL VICENT

El escritor Manuel Vicent  participó en el III Encuentro de clubes de lectura de Asturias que tuvo lugar el sábado 11 de mayo,  en el auditorio Príncipe Felipe, organizado por el grupo de trabajo de animación a la lectura de las Bibliotecas Públicas del Principado, y mantuvo un debate con más de setecientos asistentes llegados de todos los rincones de la región y de Cantabria.
Preguntado por el origen de «El azar de la mujer rubia», Vicent aclaró que se inspiró en la conocida fotografía que muestra al Rey y a Suárez caminando juntos, de espaldas, por el jardín de la casa del ex presidente del Gobierno el día que recibió el Collar de la Orden del Toisón de Oro en 2007. «Me enterneció e hizo que me diera cuenta de que Suárez es el prototipo de un héroe; estuvo al frente de una gran gesta y al final perdió la memoria. Merecía ser contado en una novela».
"Érase una vez un príncipe que partía ladrillos con la mano, un simpático político de billar y una mujer rubia malherida. Con ellos la historia formó un triángulo, dentro del cual echó los dados el azar, principio y final de este relato."
Para Manuel Vicent "La lectura tanto en el libro tradicional como la realizada en otros formatos electrónicos nos conduce sin duda a la isla del tesoro. La diferencia es que con el libro vuelas y con los  demás sistemas  navegas."




Adolfo Suárez ya no recordaba el nombre del actual jefe del Estado Mayor del Ejercito ni el de los cuatro generales más gordos del escalafón que habían ido a la Zarzuela a pedir al rey que lo echará de la Moncloa antes de que florecieran los almendros; también había olvidado el gesto de aquel milico que se negó a cuadrarse y a darle la mano en un acto oficial. Esa desmemoria del nombre de los generales la compartía con la mayoría de los ciudadanos. España había cambiado, pero Suárez tampoco lo sabía. En medio del bosque lácteo él creía que el país seguía teniendo un olor a sardina en arenque envuelta en papel de estraza, aquella sardina que había que aplastar con el quicio de la puerta para separarle la piel. Creía que había todavía ciegos cantando los iguales en las esquinas, que los feriantes de ganado lucían un cinturón confeccionado con monedas de un  real, que subsistía todavía un tiempo de plomo en que no había forma de hacer una foto en la calle sin que apareciera al fondo una monja, de uniforme, un caballero mutilado, un niño vendiendo barquillos, un abrecoches con gorra de plato o un guardia con el pitillo en la boca indicando la dirección a un extranjero que parecía un ser de otro planeta simplemente porque vestía colores claros. Adolfo Suárez ignoraba que la democracia y las proteínas habían hecho síntesis y la sociedad había mudado la piel.


El azar de la mujer rubia, Manuel Vicent, editorial Alfaguara

1 comentarios:

Asistí al encuentro y estuvo muy bien. He leído varias novelas de Vicent, entre ellas, 'El azar de la mujer rubia' y seguiré leyéndolo!
Saludos.

13 de mayo de 2013, 17:23  

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