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ÁNGEL DE LA RUBIA; SILENCIO

Lo que puedo mostrar y lo que no puedo mostrar. Lo que puedo mostrar de Libano tras otra guerra: una niña que sale desde la sombra, con un pañuelo cubriendo su cabeza. No muestro su pobreza. Una casa vacía y ajada. No muestro a quien huyó de ella. En la invisibilidad radica su letalidad. Y en la invisibilidad de los simbolizado radica la naturaleza del símbolo. Lo dicho sin pronunciar. Lo visto sin observarse. Y lo tapado por los andamios de los códigos informativos, de los códigos de una imagen, de la trama de una narración observada desde el ruido de fondo es el único mensaje. Las ideas, las bombas y los muertos son amputados por la re-presentación que elabora el medio, y se convierten en compases de una sifonía de silencio. Estas fotografías tomadas en los días posteriores al fín del fugaz conflicto que enfrentó a Libano y Hezbollah e Israel en el verano de 2006, se basan en una sencilla forma documental para, además de mostrar con humildad la calma tras la tormenta, poner de manifiesto lo virtual y frágil que es nuestro conocimiento mediático.





Mi abuelo trabajó toda su vida en la oscuridad, entre el carbón. Es probable que una única palabra como "trabajo" tuviese para los dos un significado diferente, y representaciones distintas. En su caso el tipo de vida que implicaba y la era en que sucedía eran otro tiempo y otra textura; también otro dolor. Estas fotografías realizadas en el mismo Pozo Carrio dónde trabajó mi abuelo y otros siguen trabajando, son prueba de esta distancia.








1 comentarios:

¿Fue Churchill quien dijo lo de "sangre, sudor y lágrimas"?
Tres elementos para escribir la Historia.
Un ojo para registrarla.
Y el aire, quieto, transparente,
conteniendo su propia respiración.

2 de abril de 2012, 16:36  

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