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LLENAD LA TIERRA DE JUAN CARLOS MÁRQUEZ

LA VIDA DISCONTINUA


Es sólo un hombre—mira—, un hombre viejo, y enfrente, una mujer, vieja también. Entre los dos, un fuego. Ambos, el hombre y la mujer, están sentados, cada uno en un sillón. Se ve además, tumbado a los pies del hombre, un perro—ven acércate—, un perro viejo y noble, corto de vista, un animal apacible cuyos antepasados aullaron noches enteras a la luna y olisquearon los confines del mundo. El hombre, su amo, vivió también un pasado glorioso. Hubo un tiempo en que a su paso las gentes torcían las cabezas y hablaban por lo bajo. Pero eso ocurrió en los años en que el hombre edificó poesías y compuso catedrales; ahora el hombre no sale de su hogar. Prefiere quedarse en su salón, con su perro y su mujer, contando las arañas. La mujer, en cambio, borda. Borda las páginas de un libro con letras de seda. Ella tampoco sale—en realidad siempre salió más bien poco, incluso en los tiempos en que las gentes torcían las cabezas y hablaban por lo bajo al paso de su hombre—, aunque también tuvo su momento de gloria cuando, tras las primeras sangres, dio a luz a un niño de barro. Pero ahora sólo es una mujer, una mujer vieja, y enfrente, un hombre, viejo también. Y entre los dos, el fuego, ese fuego que crepita la murria del invierno. Concéntrate en el fuego, en las crestas, en los espasmos, en las crepitaciones, en las llamas que se extinguen y renacen llamas. El hombre, la mujer y el perro no importan, aunque sean viejos. Sólo cuenta ese fuego. Ese fuego vivo. Ese fuego cambiante. Ese fuego ancestral. Míralo. Prolóngate en sus llamas. Míralo, mírame, sí. Llena mis ojos con tu imagen. El hombre y la mujer no importan. Míralo y  mírame, y dime que no te gustaría atravesarlo. No se trata de arder, eso es sencillo. Eso no es nada. Yo hablo de atravesar las llamas, de ir al otro lado. El hombre y la mujer no importan. Es sólo un hombre, un hombre viejo, y enfrente, una mujer,  vieja también.



La vida discontinua es uno de los cuentos que aparecen recogidos en el libro de Juan Carlos Márquez  Llenad la tierra de la editorial menoscuarto.

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