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SIMON BOCCANEGRA: VERDI Y ANTONIO GARCÍA GUTIÉRREZ



“Simón Boccanegra” es la ópera N°20 de Giuseppe Verdi, compuesta después de “Las vísperas sicilianas”, la cual a su vez sucede a la famosa trilogía que forman “Rigoletto”, “El trovador” y “La traviata”, en la recta final hacia la completa madurez estilística.

En marzo de 1856, Verdi acordó con la dirección del Teatro La Fenice de Venecia componer una nueva ópera. Para la elección del tema nuevamente Verdi escogió una obra del español Antonio García Gutiérrez, quien, debe recordarse, era el autor de la pieza teatral que había inspirado “El trovador”. La obra elegida esta vez fue “Simon Boccanegra”, alusiva a un personaje histórico, que había llegado a ser Dux de Génova en 1339.
La sombra de Zorrilla es alargada, tanto, que para el gran público parece el único autor romántico español. Nada más lejos de la realidad; de hecho, el Tenorio es una obra estrenada en los últimos coletazos de este movimiento. El romanticismo en España comienza en 1834 con el estreno de La conjuración de Venecia, obra con algunos lastres neoclásicos del luego político Francisco Martínez de la Rosa. Al año siguiente se pone sin demasiado éxito Don Álvaro o la fuerza del Sino del Duque de Rivas. Y el 1 de mayo de 1836 llega la consagración del género con el triunfo apoteósico del drama de un autor joven y desconocido: Antonio García Gutiérrez.

Hay que poner por tanto a García Gutiérrez en su justo lugar. Este dramaturgo, nacido en Cádiz, escribió mucho teatro a lo largo de varias décadas, entre su producción sobresalen las ya mencionadas El trovador y Simón Bocanegra. Las dos cumplen fielmente los preceptos del teatro romántico: nulo respeto a las unidades aristotélicas, héroe valiente y esforzado de alta cuna pero de origen desconocido y heroína de estrato elevado –lo que produce el inevitable conflicto social–, amor platónico y virginal imposible a causa de las aparentes diferencias de clase, trama histórica con connotaciones políticas y final inevitablemente trágico. Como curiosidad cabe destacar que Simón Bocanegra es un héroe atípico por su edad –es un anciano– y la heroína en este caso es su hija.
“Simon Boccanegra” fue estrenada en La Fenice veneciana el 12 de marzo de 1857, sin ningún éxito. Con respecto a este traspié, famosa es la cita de Verdi contenida en una carta, la cual señala: “Simon Boccanegra” fue un fiasco mayor que el de “La Traviata”. Pienso que hice todo correctamente bien. Pero al parecer estoy equivocado”.


Treinta tres años más tarde, en 1880, cuando Verdi tenía 77 años de edad, ya había estrenado “Aida” y “Otello”, su penúltima ópera, estaba en gestación, el editor Giulio Ricordi logró persuadirlo para que revisara “Simón Boccanegra”. Consciente de que había fallas en la estructura de la ópera, Verdi no tardó en proyectar una revisión. Esta nueva versión de la ópera se estrenó en La Scala de Milán, el 24 de marzo de 1881, con un enorme triunfo.



“Simón Boccanegra” es la ópera N°20 de Giuseppe Verdi, compuesta después de “Las vísperas sicilianas”, la cual a su vez sucede a la famosa trilogía que forman “Rigoletto”, “El trovador” y “La traviata”, en la recta final hacia la completa madurez estilística.

En marzo de 1856, Verdi acordó con la dirección del Teatro La Fenice de Venecia componer una nueva ópera. Para la elección del tema nuevamente Verdi escogió una obra del español Antonio García Gutiérrez, quien, debe recordarse, era el autor de la pieza teatral que había inspirado “El trovador”. La obra elegida esta vez fue “Simon Boccanegra”, alusiva a un personaje histórico, que había llegado a ser Dux de Génova en 1339.
La sombra de Zorrilla es alargada, tanto, que para el gran público parece el único autor romántico español. Nada más lejos de la realidad; de hecho, el Tenorio es una obra estrenada en los últimos coletazos de este movimiento. El romanticismo en España comienza en 1834 con el estreno de La conjuración de Venecia, obra con algunos lastres neoclásicos del luego político Francisco Martínez de la Rosa. Al año siguiente se pone sin demasiado éxito Don Álvaro o la fuerza del Sino del Duque de Rivas. Y el 1 de mayo de 1836 llega la consagración del género con el triunfo apoteósico del drama de un autor joven y desconocido: Antonio García Gutiérrez.

Hay que poner por tanto a García Gutiérrez en su justo lugar. Este dramaturgo, nacido en Cádiz, escribió mucho teatro a lo largo de varias décadas, entre su producción sobresalen las ya mencionadas El trovador y Simón Bocanegra. Las dos cumplen fielmente los preceptos del teatro romántico: nulo respeto a las unidades aristotélicas, héroe valiente y esforzado de alta cuna pero de origen desconocido y heroína de estrato elevado –lo que produce el inevitable conflicto social–, amor platónico y virginal imposible a causa de las aparentes diferencias de clase, trama histórica con connotaciones políticas y final inevitablemente trágico. Como curiosidad cabe destacar que Simón Bocanegra es un héroe atípico por su edad –es un anciano– y la heroína en este caso es su hija.
“Simon Boccanegra” fue estrenada en La Fenice veneciana el 12 de marzo de 1857, sin ningún éxito. Con respecto a este traspié, famosa es la cita de Verdi contenida en una carta, la cual señala: “Simon Boccanegra” fue un fiasco mayor que el de “La Traviata”. Pienso que hice todo correctamente bien. Pero al parecer estoy equivocado”.


Treinta tres años más tarde, en 1880, cuando Verdi tenía 77 años de edad, ya había estrenado “Aida” y “Otello”, su penúltima ópera, estaba en gestación, el editor Giulio Ricordi logró persuadirlo para que revisara “Simón Boccanegra”. Consciente de que había fallas en la estructura de la ópera, Verdi no tardó en proyectar una revisión. Esta nueva versión de la ópera se estrenó en La Scala de Milán, el 24 de marzo de 1881, con un enorme triunfo.



ARGUMENTO

“Simón Boccanegra” tiene como lugar de acción la ciudad italiana de Génova, entre los años 1339 y 1364. Su desarrollo está planteado en un prólogo y tres actos.

Prólogo
Año 1339 - Una plaza de Génova, junto a la cual está el palacio del noble Jacopo Fiesco.

Junto a sus seguidores, Paolo Albiani, miembro del partido popular genovés, enemigo de los patricios, están conspirando para que el próximo Dux sea el ex corsario Simon Boccanegra, que siempre ha estado por los intereses de la república.

Simón acepta con la esperanza de que así podrá arrancar de su cautiverio a la hija de Fiesco, de la que está enamorado, y de la que tuvo una hija, a raíz de los cual Fiesco la encerró para apartarla de Simón. Lo que no sabe Simón es que su amada ha muerto.

Ambos hombres se encuentran. Simón ruega a Fiesco el perdón por sus antiguas ofensas, pero éste contesta que sólo podrá perdonarle si le entrega a su nieta, sin decirle que la madre de la niña, ha muerto.

Simón responde que no puede entregarle a su nieta porque ha desaparecido y no sabe su paradero. Fiesco se va y Simón logra entrar furtivamente al palacio. Grande es su impresión al descubrir allí el cadáver de su amada. Al volver a la plaza, Paolo ha organizado ya la revuelta y Simón es proclamado Dux.



Acto Primero
Año 1364 - Han pasado 25 años desde la acción desarrollada en el Prólogo

Cuadro Primero (Un jardín en el Palacio Grimaldi, junto al mar)

Amelia Grimaldi, ignorante de sus orígenes (es María Boccanegra, la nieta de Fiesco e hija de Simón), espera a su amado, el noble Gabriele Adorno, rival de Paolo Albiani, que desea a la muchacha como esposa.

Gabriele explica a Amelia que Fiesco (que ahora se hace llamar Andrea) está implicado en una conjura contra Simón, en la que también se ha involucrado Gabreile. Llega Pietro, brazo derecho de Paolo, y anuncia que Simón Boccanegra, que sigue siendo Dux, visitará el palacio Grimaldi.

Amelia le advierte que Simón viene para pedir su mano para Paolo, por lo cual Gabriele se apresura en pedir para sí a Fiesco a la muchacha. Fiesco da su consentimiento, pero le advierte que Amelia no es una Grimaldi, sino una huérfana de origen desconocido.

Llega el Dux Simón con Paolo, se acerca a Amelia y le promete paz para los Grimaldi, pero ella le dice que no es una Grimaldi, y le muestra unos retratos que permiten que Simön reconozca en ella a la hija perdida.

Simón impone su autoridad, deshace el proyectado enlace de Paolo y se lleva consigo a su hija recién encontrada. Paolo no se resigna a perderla, por lo que trama raptarla y esconderla.

Cuadro segundo (Sala del Consejo del Palacio Ducal de Génova, donde Simón Boccanegra está tratando asuntos de su gobierno).

Se oye un creciente tumulto en las afueras. Gabriele Adorno irrumpe en la sala, acusando a Boccanegra de haber planeado el rapto ya concretado de Amelia. Pero en ese momento Amelia, que había conseguido huir, se presenta en la sala y declara que Simón no tuvo parte alguna en el rapto y pide perdón para Gabriele, a la vez que del relato que ella hace de su secuestro, queda en evidencia que Paolo Albiani tiene gran culpabilidad. El Dux toma la palabra y expresa sus deseos de paz y fuerza a Paolo, en su calidad de alto consejero, que maldiga al autor del infame rapto de Amelia. Paolo se maldice a sí mismo y huye horrorizado, mientras todos repiten la maldición. Gabriele Adorno y Fiesco son enviados a prisión.

Acto Segundo
Cámara del Dux en el Palacio Ducal de Génova.

Rechazado y maldito por el Consejo, Paolo Albiani planea el asesinato de Simón Boccanegra, vertiendo veneno en una copa. Si este medio fracasara, intenta impulsar al crimen a Fiesco, pero éste no acepta alistarse con un plebeyo como Paolo y prefiere volver a prisión.

Paolo procede entonces a buscar ayuda en Gabriele, haciéndole creer que Amelia es amante de Simón. Gabriele queda en libertad, se encuentra con Amelia y la acusa. Esta desmiente los cargos, pero no alcanza a revelarle el secreto de que Simón es su padre cuando por la llegada del Dux el joven debe esconderse.

Amelia solicita a Simón que perdone a su amado, a lo cual el Dux consiente, siempre que éste abandone el grupo de conspiradores que planean derrocarlo. Cuando Simón queda a solas, bebe de la copa envenenada por Paolo y cae en profundo sueño. Gabriele sale de su escondite y trata de asesinar a Simón, pero Amelia se interpone, señalando que el Dux es su padre.

Al saber la verdad, Gabriele implora el perdón de Boccanegra. La rebelión ya está a las puertas del palacio y los dos hombres parten a dirigir su defensa.

Acto Tercero
El alzamiento ha sido aplacado por el Dux y toda Génova celebra el triunfo de éste sobre los rebeldes. En un gesto magnánimo, Boccanegra perdona a todos los cabecillas, incluyendo a Fiesco.

Sólo el villano Paolo Albiani es condenado a muerte y, camino de la ejecución, informa a Fiesco que el Dux también morirá por el lento veneno que puso en su copa. Se anuncia que el Dux ha prohibido los gritos de victoria para no ofender a los muertos y a los vencidos de la rebelión.

Cuando aparece Simón, gravemente afectado por el veneno, Fiesco le da a conocer su verdadera identidad y le reitera su odio y deseos de venganza. Simón recuerda a Fiesco la promesa que éste le hiciera un día: paz y perdón, si le devolvía a su nieta.

Y allí está. Es la que todos creen Amelia Grimaldi. Con emoción y arrepentimiento, Fiesco expresa que la reconciliación ha llegado tarde, pues Simón ha sido envenenado por Paolo.
Simón comienza ya a agonizar, pero antes de morir, bendice a Amelia y Gabriele, que llegan acaban de casarse. El nuevo Dux será Gabriele y es Fiesco quien lo anuncia al pueblo, que así se entera también de que Simón Boccanegra ha muerto.

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