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LA CENICIENTA QUE NO QUERÍA COMER PERDICES

Paxarin parleru azul nos envía este vídeo, " un libro pensado para niñas-niñas, para niñas-mayores, para niños-niños y para niños-mayores (inteligentes)"

La cenicienta que no quería comer perdices

INSIGNIFICANCIAS



(Delicioso corto dirigido por Jean-Pierre Jeunet, director de Delicatessen, La ciudad de los niños perdidos o Amélie)

¡Oh! No me gustan los escaparates de las carnicerías!.
No, a mí lo que me gusta es ...No sé...
Ah, sí, por ejemplo, una cosa que me gusta:
Abrir un libro varios meses después de vacaciones
y encontrar arena entre las páginas.
Sí.
Y también me gusta mucho:
hacer un solo bocado de la yema
del huevo sobre el plato...
comer el jamón directamente del papel...
y mordisquear las esquinas de las galletas...
Me gusta...
subirme los calcetines,
y mear bajo la ducha...
Por contra...
¡¡No me gusta arrancarme
los pelos de la nariz!!
Mira, una cosa que me gusta:
la inocencia de los niños.
No me gusta hacer el amor con una mujer
y pensar en lo que hay en el interior...
Me gusta el catálogo de "ManuFrance",
las catástrofes ilustradas del viejo Larousse.
Las palabras: Expreso-Trans-Europeo...
Expreso-Trans-Oriental...
Expreso -Trans-Siberiano...

Me gusta mucho el graffiti que
hay enfrente de mi calle.
Pero no me gusta la colección de
mi primo que vive en "Gueunion"
(recortes de uña y
mechones de cabello,
polvo de barba,
apéndices y frascos de lágrimas).
Me gusta mucho ser
testigo de una escena...
tan enorme...
que nadie se atrevería siquiera
a poner en una película.
Me gusta el Bosque de Boulogne
los días festivos.
Me gusta mucho el perro de
la Señorita Mauricette.
ah, sí: me gustan mucho...
los trenes que se cruzan, en las
proximidades de las estaciones.
Pero no me gusta dejar un
guisante solo en mi plato.
No me gustan las barbas sin bigote.
No me gusta la idea
de que durmamos un tercio de nuestra vida,
pero sí la idea de que
después de la muerte,
no será peor que antes del nacimiento.
Me gustan Bibi Fricotin,
Razibou ZouZou,
y el pequeño Cérébos.
Me gusta la risa de Richard Willmark,
y peor...
No me gusta
la gota de agua que sube...
Me gusta mi perro cuando se sacude...
¡pero no cuando viene a levantarme
pegando su fría nariz sobre mi mejilla!
Cuando era pequeño me gustaba el
olor del pan tostado por la mañana,
del plástico de forrar libros
en la vuelta a clase,
y de los pequeños botes de
pegamento blanco...en el colegio.
Me gustaba tomar las escaleras
mecánicas en sentido contrario,
desenrollar el hule
y pisar la nieve inmaculada.
Pero no me gustaban...
y nunca me han gustado:
los cadáveres de los abetos de
Navidad sobre las aceras en Enero.
Me gustan: ¡las
salidas de vacaciones!
¿Sabes lo que hemos comprado,
esta mañana con los amigos?
de comida ligera, a las diez...
tres baguettes, dos cammemberts,
y dos copitas de ron.
Nos ha costado 23´15 francos.
¡No todos los días son vacaciones!
Me gusta mucho encender la radio
y dar justamente con la canción
que me apetecía escuchar.
Pero no me gusta el fin de
emisión de la tele...
¡sobre todo cuando no tengo sueño!
Sin embargo, cuando
salgo por la noche,
me gusta mucho girar la cabeza,
y ver la Torre Eiffel que se apaga.

Y para terminar,
cuando voy al cine a ver una película,
me gusta mucho
cuando llega la palabra:
FIN

DECALOGO DE ANTONIO PEREIRA


En el delicioso prólogo a Me gusta contar, una selección de sus mejores relatos que Antonio Pereira publicó en 1999 para el Taller de Mario Muchnik, reconocía graciosamente una verdad dolorosa que a muchos cuentistas les cuesta aceptar: que se dedicó a escribir cuentos no por razones sólo literarias, sino porque no tenía tiempo. "Mi vida es de poco parar -dice-, y siempre he tendido a vivirla antes de ponerme a imaginar la de los otros. Me acompañan ejemplos ilustres. Don Juan Manuel andaba del coro al caño, del Reino de Navarra al Reino de Murcia, así escribió los apólogos relampagueantes de El conde Lucanor en vez de una historia extensa como el Quijote. El cuentista y preceptor de cuentistas Horacio Quiroga apenas produjo más que cuentos y, ¡qué casualidad!, se desempeñaba al mismo tiempo de colono por la selva, cultivaba algodón en el Chaco, tenía negocios de carbón..." Así no puede escribirse una novela.

El maestro Pereira se echó al barro de los decálogos con el suyo propio y socarrón, una pequeña maravilla humorística en tono menor a la que, por supuesto, no hay que obedecer, aunque contenga más sabiduría y miga de lo que parece.


1. Lo primero es tener una historia que contar. Sin esto, nada.

2. Hay que profundizar en ella, que no se quede en anécdota, chascarrillo, ocurrencia.

3. Extender la historia mientras no peligre el sagrado efecto único. (Poe). Se puede nutrir la historia, pero no hincharla.

4. Cuidar el comienzo, entrando rápido en el tema. El final sabe cuidarse solo.

5. Que siempre haya expectativa. ¡Algo va a ocurrir!

6. Si dudas entre dos palabras, elige la más clara. Si hay empate, quédate con la menos prestigiosa.

7. Explotar la voz imaginada del narrador, un cuento es la ficción de una voz.

8. El narrador no lo sabe todo, conviene fingir dudas, a lo Cunqueiro: "Pidió una de las famosas sopas hanseáticas, una sopa de nueces, por ejemplo, o el rabo de buey..."

9. El novelista puede ser altanero. El cuentista debe ser cordial y amistoso.

10. Debe serlo incluso cuando escribe prólogos.

(Leído en El clavo en la pared)

EL LIBRO MÁS LARGO DEL MUNDO

Una obra monumental para la monumental historia del mundo. Unas dimensiones tan gigantescas como sus objetivos teóricos: seis colecciones de siete volúmenes cada una, más de 1.600 expertos de todo el mundo contando la historia del hombre... y sus claroscuros. Todo ello, a lo largo de seis décadas.

Quedan por publicar tres tomos del Caribe y uno del islam, antes de 2011
La Unesco estudia cómo reeditar toda la obra y darle mayor accesibilidad
Londres, 1943. Los aliados se reunían en la capital británica para empezar a organizar el mundo tras la barbarie nazi. Ya entonces asomaba una idea que ha tardado más de medio siglo en culminar: fue la primera vez que se habló de escribir una historia universal para hacer hincapié en lo que los pueblos habían construido juntos, en oposición a la destrucción de la guerra. La Unesco emprendió esta labor a partir de la década de los cincuenta. A principios de mes se han reunido en París varios autores que han participado en esta aventura para analizar cómo darle la mejor salida a este tesoro que constituye el libro más largo de la historia.

El gigantesco proyecto comenzó oficialmente con el inicio de la colección Historia de la humanidad, en 1952, en un primer momento bautizada como Historia del desarrollo científico y cultural de la humanidad, en un esfuerzo por relatar una visión histórica multidisciplinar. Con los años se le han sumado otras cuatro colecciones regionales sobre África, Asia Central, América Latina y el Caribe, y una temática sobre el islam. Quedan por publicar tres tomos del Caribe y uno sobre el islam antes de finales del año que viene.

Os preguntaréis: ¿Qué tiene que ver la película de cine clásico "Bola de fuego" protagonizada por Gary Cooper con todo esto? Pues eso...

"La visión en sí ya era utópica", relata Alí Moussa, jefe de la sección de diálogo intercultural de la Unesco. "Por supuesto, de la utopía a la realidad, siempre hay un abismo". Cuando se creó la primera comisión de expertos, en plena guerra fría, las divisiones eran patentes entre occidentales y especialistas del Este. Pese a todo, se lograron superar las diferencias y llevar adelante el proyecto. El otro gran reto era huir del etnocentrismo y el primer debate fue sobre la división de la historia. Es célebre la anécdota del experto chino que recalcó que durante el renacimiento europeo, en el siglo XIII, su país ya había tenido varios renacimientos y decadencias. A pesar de los esfuerzos, la primera versión siguió siendo demasiado europea y a finales de los setenta se lanzó una segunda edición más universal, cuyo último volumen salió finalmente el año pasado.

Entretanto se había lanzado la Historia general de África, destinada a "descolonizar la historia del continente y mostrar su diversidad". A medida que se fueron independizando, a partir de los años sesenta, los países africanos fueron ingresando en los organismos internacionales, incluida la Unesco, y reclamaron una colección dedicada a su continente. Aquí también los debates fueron constantes, como aquel que se celebró en 1964 en El Cairo sobre el carácter africano del Egipto antiguo. "Egipto para los occidentales siempre ha sido extraído de África, presentado como una historia mediterránea, pero algunos especialistas insistieron en que está anclado en el valle del Nilo", explica Moussa.

Siguieron las colecciones sobre Asia Central, una región sobre la cual no existía ningún estudio general; América Latina, en un esfuerzo por acercarse a la historia desde el punto de vista de sus sociedades; sobre el Caribe, privilegiando "una visión desde el interior" y sobre los aportes del islam al mundo. En el proceso, varios de los mayores contribuidores se han quedado en el camino y no han podido ver su obra completada, como el historiador americanista español Guillermo Céspedes del Castillo, fallecido en 2006.

"Todo este trabajo no tiene sentido si no es conocido, utilizado, reutilizado y releído", explica Moussa. La primera tarea será ahora la traducción. De momento, las seis colecciones no están disponibles en un único idioma. La de América Latina existe sólo en español y la del Caribe sólo en inglés. Para aumentar su difusión la organización también es consciente de que necesita publicar ediciones más baratas, utilizar las nuevas tecnologías para distribuir contenidos gratuitos en línea y lanzar una estrategia más agresiva para aumentar su presencia en las universidades.

Aunque su gran ambición se centra en el continente africano. La Unesco participará en la próxima conferencia de ministros de Educación de la Unión Africana, con la que trabaja para elaborar contenidos pedagógicos de Primaria y Secundaria comunes a todos los Estados. Cuenta con el apoyo político de los Gobiernos en cuestión y con una financiación de dos millones de dólares de Libia.

Si bien el proyecto que se fraguó durante la Segunda Guerra Mundial, superó las tensiones de la guerra fría y cambió de prisma con la descolonización, aparece hoy como un antídoto a la teoría del choque de las civilizaciones de Samuel Huntington. "Tras la guerra, en la que hubo un choque de las ambiciones, aspirábamos a la comprensión mutua. Es increíble que 50 años más tarde, esta idea haya vuelto y haya tenido un eco formidable", considera Moussa. "Es una generalización grotesca creer que una cultura es un bloque".

(El País, 23 de octubre de 2009)

AVANZANDO, VLADIMIR HOLAN

OCTUBRE

El aire es tan transparente que excluye
cualquier semejanza… Incluso el doble
se niega, como fantasma, a dar testimonio de que estamos
vivos…


La invisibilidad aumenta con tal frenesí
Que simplemente cerramos los ojos…
El buen vino es en sí evidente… El arte también.

Vladimir Holand, Avanzando

Constituye una especial satisfacción para mí estar presente hoy aquí y tomar la palabra en esta sala. La satisfacción es doble pues todo esto sucede a causa de la literatura, universo al que yo pertenezco.
Ha habido y continúa habiendo dos ideas radicalmente contrarias acerca de la literatura. Una, antigua, un tanto ingenua, creía que la literatura, como el resto de las artes, era capaz de producir milagros para el mundo; la otra idea, moderna, por consiguiente en modo alguno ingenua, que la literatura y el arte no sirven a nadie excepto a sí mismas.
En estas dos ideas, la verdad y la no verdad se encuentran mezcladas. No obstante, como hombre del arte que soy, yo me inclino a creer en milagros.
Existe un modelo para este paradigma: el mito de Orfeo. Se lo ha considerado, con razón, el mito más misterioso de la humanidad. Su esencia está relacionada con las potestades del arte. Orfeo consiguió con el suyo cosas increíbles y, si bien no alcanzó a trasponer el muro de la muerte, se aproximó a lo imposible más que ningún otro.
He aludido al famoso mito para llegar a otro milagro mucho más vulgar en apariencia, aunque de la misma naturaleza. Hace veinte años, en mi país comunista, si alguien le hubiera sugerido a alguien la posibilidad de que, un día, un escritor albanés recibiría un premio en España, para mayor abundamiento entregado por el príncipe heredero, ese alguien habría sido de inmediato calificado de loco, lo habrían encadenado y conducido al manicomio. Y este habría sido el menor de los males. De acuerdo con una segunda versión, ese alguien acabaría en el juzgado y torturado como un peligroso complotador.
Tal vez os pueda parecer un tanto dramatizado este pronóstico, pero lo explicaré.

Albania, mi país, y el vuestro, España, excepto una breve amistad en el siglo XV, no tuvieron nunca la menor relación. Aunque la ruptura completa se produjo el siglo pasado, cuando mi país comunista, distinguido en cuestión de ruptura de relaciones (esa fue, por así decirlo, su especialidad), cortó todo vínculo con España.
Pero, como todo en este mundo, también el milagro de la literatura posee una tradición. En el tiempo glacial del que hablaba más arriba, cuando entre mi país y España no iba ni venía nadie, un caballero solitario, despreciando las leyes del mundo, cruzaba cuantas veces se le antojaba la frontera infranqueable. Ya imaginaréis a quien me refiero: a Don Quijote.
Fue el único al que no consiguió detener aquel régimen comunista, para el que la cosa más fácil del mundo era precisamente detener, prohibir. Don Quijote, ya como libro ya como personaje vivo, era tan popular en Albania como si lo hubiera engendrado ella misma.
Alguno podría encontrar la siguiente explicación para esta paradoja: Don Quijote estaba loco, y no menos loco estaba el Estado albanés, de modo que resulta lógico que los dos locos se entendieran. Al tiempo que pido excusas por comparar la noble enajenación de Don Quijote con la perversa insania de mi Estado, permitidme que os diga que no fue así y que el paralelismo está relacionado con otro fenómeno.
He hecho esta larga introducción para llegar al tema principal de mi breve discurso: la independencia de la literatura. Don Quijote traspasaba la frontera albanesa porque era, entre otras cosas, independiente. Cuando un escritor albanés, por una obra escrita principalmente en un territorio y un tiempo comunistas, viene a recoger un premio de un reino occidental, eso sucede porque la literatura es, por su propia naturaleza, independiente.
El debate es antiguo. Ha sido y tal vez continúa siendo la principal inquietud de ese arte. A diferencia de la independencia de los Estados, la de la literatura es global. De ahí que también su defensa lo sea: global.
Eso no la torna más fácil. Por el contrario.
La independencia de la literatura y las artes es un proceso en desarrollo. Resulta difícil que nuestra mente capte sus verdaderas proporciones. Acostumbrados a la independencia referida principalmente a los Estados, las naciones e incluso los individuos humanos, encontramos dificultades para llegar más lejos. Llegar más lejos significa comprender que la no dependencia del arte no es cuestión de lujo, un deseo de perfeccionar el arte mismo. Es un condicionante objetivo, es decir obligado. De lo contrario, ese universo paralelo no se sostendría en pie. Hace tiempo que se hubiera derrumbado.
La concepción, como decía, es antigua. También es de antiguo conocida la expresión “república de las letras”. La inclinación a ver la literatura, por supuesto como un mundo espiritual, pero asimismo con atributos materiales: espacio, tiempo, movimiento, es de sobra conocida, aunque eso no basta. La aceptamos como un mundo paralelo referencial pero, cuando llega la hora de alcanzar una visión completa de ella, a nuestra mente estrecha, conformista, se le plantean problemas para aceptar el paralelismo, la verdadera independencia por tanto. Decimos independiente y de inmediato nuestro viejo instinto nos empuja a lo contrario.
No somos capaces de evitar la idea de que el arte, si bien puede no depender de los Estados, las doctrinas, la moda, depende sin embargo de algo. Y enseguida pensamos en nuestro mundo real, dicho de otro modo en nuestra propia vida. La idea de que la literatura depende de la vida es ya casi oficial a nivel planetario.
Yo plantearía una pregunta que ya en sí misma resulta herética: ¿es esto verdad? La respuesta, por el momento, necesariamente ha de ser de doble sentido: no puede descartarse que el arte mantenga vínculos con la vida, aunque sólo parcialmente.
Permitidme que, en la parte final de mi discurso, explique muy brevemente esta medio herejía.
Una vez aceptamos que el de la literatura y las artes es un mundo paralelo, referencial, ya hemos admitido también que es un mundo rival. Y en consecuencia, dado que la rivalidad conduce de forma habitual al conflicto, lo queramos o no habremos de admitir que entre esos dos mundos, el de la vida y el del arte, habrá conflicto.
Y conflicto hay. En ocasiones declarado, otras velado. El mundo real posee sus propias armas contra el arte en ese enfrentamiento: la censura, las doctrinas, las cárceles.
Así como también el arte dispone de sus medios, sus fortalezas, sus herramientas, en fin sus armas, la mayor parte secretas.
El mundo real resulta ser a veces implacable, despiadado.
Un poeta romántico alemán imaginaba los tercetos de Dante Alighieri unas veces como picas amenazadoras y otras como instrumentos de tortura para las conciencias atormentadas por el crimen.
Pero el combate entre los dos mundos es más complicado de lo que parece.
El mismo poeta alemán insistió en que algunos han fatigado al arte con su enemistad y otros con su cariño. Por paradójico que parezca, son numerosos aquellos que lo hostigan justamente cuando creen que lo aman.
Como puede verse, la independencia de la literatura y del arte se torna cada vez más difícil.
No obstante, nosotros los escritores estamos convencidos de que el arte no alzará nunca la bandera de la capitulación.
Ya que he mencionado esta entristecedora palabra, creo que debo regresar de nuevo a la visión de los dos mundos situados frente a frente a la espera de una victoria: la del mundo real o la del arte.
Desde luego, existen muchas diferencias entre ellos, pero hay una de dimensión colosal que se sitúa por encima de todas las demás. Es la siguiente: mientras que, en su conflicto con el arte, el mundo real llega a tal extremo de furor como para precipitarse a destruirlo, en ningún caso, lo repito, en ningún caso la literatura y el arte atacan al mundo real con intención de dañarlo, sino que, por el contrario, pugnan por tornarlo más bello, más habitable.
Es una diferencia absoluta entre ambos. Y en tal caso esa diferencia no viene a constituir sino la más sublime confirmación de la verdadera independencia del arte.


(De Asturias y punto)

CONTADORES DE HISTORIAS, 23 DE OCTUBRE



Temas para el relato del próximo viernes, 30 de Octubre:

* Tema libre con la canción de Nirvana Smells like teen spirit

* "¿No tienes nada que contarme?"



(Fotografía: trabajos en papel de la artista británica Su Blackwell)

WILLIAM BUTLER YEATS



Animación realizada por Heebok Lee Está inspirada en la biografía del poeta irlandés, Premio Nobel de Literatura en 1923, William Butler Yeats, que vivió durante veinte años una historia de amor no correspondido con la actriz Maud Gonne.

El video está ambientado con uno de sus poemas, Wishes For The Clothes Of Heaven. La narración del mismo está aderezada con la música compuesta por Yoko Kanno y Hajime Mizoguchi para la serie de anime Escaflowne.

Had I the heavens’ embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark
Of night and light and the half light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams.

Si tuviese los ropajes bordados celestiales
Repujados con luz dorada y de plata,
El azul, lo sombrío y oscuro
De la noche y la luz y a media luz
Extendería los ropajes bajo tus pies:
Pero como soy pobre, solo tengo mis sueños
He puesto mis sueños bajo tus pies;
Pisa con cuidado porque pisas mis sueños.

TALLER DE ESCRITURA - 20-OCTUBRE-09



Monólogo Interior:

El monólogo interior es una técnica narrativa por medio de la cual los pensamientos de los personajes son revelados de manera que parecen no estar controlados por el autor. El propósito del monólogo interior es el de revelar lo más íntimo del personaje. Esta técnica narrativa es capaz de enmarcar las experiencias emocionales mientras están ocurriendo, a nivel consciente e inconsciente. En ella, el autor opta por no distinguir entre niveles de conciencia; maneja complejos patrones de memoria, imágenes y fantasías para representar sensaciones y emociones “en bruto”. Se trata, pues, de la representación del “discurso” interior de un personaje.

El monólogo se distingue del soliloquio en cuanto que ocurre antes de cualquier verbalización, a un nivel pre-discursivo; intenta representar la naturaleza fragmentaria del pensamiento antes de ser organizado, con intenciones comunicativas, por quien lo piensa. Este nivel pre-discursivo da a la narrativa un sentido mucho mayor de realismo psicológico, de intimidad con el personaje. El lector se siente testigo presencial, no mero receptor, de sus pensamientos. Pues el monólogo interior es un flujo de la conciencia, que se encarga de presentar al lector el curso de la misma precisamente como está ocurriendo en la mente del personaje. Mediante esta técnica, el personaje parece estar (valga la redundancia) pensando sus pensamientos, más que explicándolos a alguien. Así pues, los términos flujo de la conciencia y monólogo interior se usan, muchas veces, indistintamente, sobre todo en la tradición anglosajona. Algunos autores, no obstante, distinguen el flujo de la conciencia —es decir, el fenómeno psíquico propiamente dicho—, del monólogo interior —la formulación verbal de este fenómeno.

El término monólogo interior fue usado por primera vez por el filósofo y psicólogo estadounidense William James en su libro Principios de la psicología (1890), y poco después el término se utilizó literariamente. Quizás, quien le da el máximo desarrollo al concepto de monólogo interior sea el escritor irlandés James Joyce. Éste dice haberlo descubierto en el libro Les Lauriers sont coupés del novelista francés Édouard Dujardin, quien, hablando a su vez de Joyce, define el monólogo interior como “el discurso sin auditor y no pronunciado, mediante el cual un personaje expresa sus pensamientos más íntimos, más cercanos al inconsciente, anteriores a cualquier organización lógica, es decir, en embrión, y para ello se vale de frases directas reducidas sintácticamente a lo indispensable, para dar así la impresión de ‘lo magmático’”. Joyce explora en Ulysses monólogos interiores, con los que contrasta claramente tres personajes de diferente racionamiento y clase social. El más célebre, al menos como fragmento literario autónomo, es el monólogo de Molly Bloom con el que termina el libro.

Hay otros exponentes de monólogo interior o flujo de la conciencia. La escritora inglesa Virginia Woolf, cuyas novelas Al faro y Las olas, en particular, exploran la interioridad de los personajes conservando, sin embargo, el orden gramatical y sintáctico que el monólogo joyceano desprecia. El escritor estadounidense William Faulkner, en cambio, recibió directamente la influencia del Ulysses. En El ruido y la furia y en ciertos pasajes de ¡Absalón, Absalón!, Faulkner se vale de la técnica para construir la identidad del personaje. En aquella novela, por ejemplo, el monólogo de Benjy revela su condición de retrasado mental sin jamás mencionarla directamente. Así, la narración gana en autonomía y en verosimilitud.

Escribir un monólogo con uno de los siguientes temas:

*¿Te acuerdas de mí?
*Los manuales de instrucciones

CÓMO LEER UN LIBRO: INSTRUCCIONES

Paxarín parleru azul nos envía este vídeo. No tiene pérdida.

"Aquí os dejo cómo leer un libro. Es cuestión de práctica, pero se le acaba cogiendo el truco".

VLADIMIR HOLAN


Vladimir Holan (Praga, 1905-1980)


En 1936 publica su primer libro Abanico en delirio, de carácter hermético. Partiendo de esta vía, pero orientándose a una mayor accesibilidad, profundiza en los caminos obsesivos del lenguaje en Sin título y Avanzado publicados en 1961 en un volumen titulado Pero existe la música. Desde 1938 los sucesos políticos ocurridos en su país, invasión alemana, modifican su voz y canta con sencillez (Soldados del ejército rojo). Con todo en el 48, prohibido por el gobierno comunista, se encierra en su casa de Kampa y se entrega exclusivamente a la poesía, publicando obras (Avanzando, Dolor, Una noche con Hamlet, Toskana) que harán que se le considere como el poeta checo más importante de este siglo.

Algunas consideraciones sobre su obra


La piedra que Holan colocó en su crisol era, ciertamente, la palabra como vehículo de expresión del pensamiento, porque, generalmente también cerrada, opaca, puede lanzar destellos, los que le otorga la música o más atractivos, los que proceden del significado. Dotar al verbo de una mayor capacidad de expresión esta era la aventura, y nacía precisamente de la posibilidad que surge de lo incomprensible.
Lo incomprensible se halla no sólo en la lengua, sino en el acontecer.

El Holan de Sin título y en parte el de Avanzando no es todavía el encerrado de Kampa. Es el que se debate entre las reacciones del verbo sometido a altas temperaturas y el propósito de desnudar de todo ornamento la voz para acompañar y alentar a los que sufren.

En Sin título busca Holan que las palabras tengan seis alas, buscan que sean susceptibles de transmitir un pensar metafísico lleno de paradojas, y las utiliza de modo paradójico.
Vladimir Holan dijo: El poeta descubre y hace tomar cuerpo a la misteriosa esencia humana, de las cosas y de los animales, la relación entre lo visible e invisible, la relación entre los acordes secretos… y eso con tal resplandeciente plenitud, con tal milagrosa síntesis de elementos antiguos en continua y creciente beatitud”.
“Escribir en verso libre significó para mi buscar de nuevo, pienso, de esto da testimonio mi obra Avanzado. Buscar el sentido original de las palabras, descubrir su semántica interna. Entiendo por armonía atonal una especie de instrumentación sin tono, una armoniosa disarmonía. Me interesó el ritmo interior de las imágenes, su armonía sin tono, las conexiones casuales y mutuas, la relación entre las palabras, su oculta tensión interna.”

(Del prólogo de la traducción de Clara Janés de Pero existe la música)

TALLER DE LECTURA, 22-OCTUBRE-09

DUBLINESES, DE JAMES JOYCE

El próximo jueves, día 22 de octubre, a las siete de la tarde comentaremos en el taller de lectura el libro “Dublineses” de James Joyce, así como la película del director John Huston “Los muertos”, basada en uno de los cuentos del autor irlandés.
En esta película, última creación del genial director americano, una vez más se pone en evidencia la difícil relación entre literatura y cine. Y es que después de ver la película uno se pregunta cómo pudo convertir tan fielmente el texto de Joyce a la gran pantalla.

ARGUMENTO: Dublín, 1904. El día de la Epifanía se celebra en casa de las señoritas Morkan una fiesta muy concurrida. Entre sus invitados se encuentra Gabriel Conroy, sobrino de las anfitrionas y esposo de una de las mujeres más bella del país, Gretta. Es una noche tranquila que discurre con la normalidad acostumbrada y los asistentes disfrutan de la velada. Gabriel, enamorado de su esposa, la contempla detenidamente cuando suena una antigua canción de amor. De vuelta a casa, Gretta le confiesa a su esposo que aquélla canción ha despertado el recuerdo de un amor de juventud, truncado por la muerte de su amado. Nunca en sus años de matrimonio Gabriel había oído esta historia. Sus sentimientos son una mezcla de tristeza, desesperación y celos que conducen a Gabriel a reflexiones profundas.

NO ENCUENTRO PALABRAS




LÍOS EN LOS QUE ME METO POR SER LENGUADO

No las encuentro, señores, porque no las hay. Creíamos todos, en nuestra ingenuidad, que el castellano era una lengua de tomo y lomo, como suele decirse y, ¡qué va!: se ha quedado corta ante el desafío de la modernidad, que diría un cursi.

La informática “tié sus desigencias” y precisa de vocablos que definan como Dios manda las cosas que se nos ofrecen por la red. ‘Escanear’, ‘cliquear’ y otras pendejadas por el estilo sólo se refieren a los aparatos duros (hardware) externos, pero no hay términos para los aparatos blandos (software), que es donde hacen falta.

Yo lo resuelvo desde aquí, antes de que lo hagan otros y se queden con el mérito.

Cuando dentro de unos años la Academia, en su exaltación de la inercia y la burricie lingüística, apruebe palabras inventadas en Alcorcón durante una macrofiesta, yo demostraré que yo ya las había inventado mucho antes y la gloria será mía.

Comencemos.

Propongo el verbo ‘feisbuquear’. Su origen es la pronunciación y grafía castellana de Facebook, esa red social de adjetivo impublicable. Yo feisbuqueo, tú feisbuqueas, él fesibuquea, nosotros feisbuqueamos, etc. O, para otros, ‘netbiar’ (Nettby). Yo netbío, tú netbías and so on. Su uso sería ‘ser usuario de la red social en cuestión’.


¿Y qué tal ‘yutubado’? Es el adjetivo que propongo para vídeos colgados en YouTube. Por ejemplo: “La entrevista con Fulanito está yutubada”.

Las posibilidades son infinitas, dadas las posibilidades de Internet. “Por las tardes, si me aburro, tetrixeo”.

O también “Hay muchos más jotmeilos que gemeilos” (Más usuarios de Hotmail que de Gmail).

No me arrogaré la invención de ‘guglear’, porque ya lo he oído por ahí.

Sí, en cambio, lanzo al mundo ‘güiquifilia’, como “gusto de buscar cosas en Wikipedia”.

Más.

“El mundo se divide en megaplodienses y rapidsherianos.”

“Voy a pogüerpointar mi próxima conferencia.”

“Esa es una foto fotoshopada.”

“El documento está adobado”.

(Se admiten contribuciones espontáneas.)


(Fuente: HUMORADAS)

CARTERO




Empezó por una equivocación.

Estábamos en navidades y me enteré por el borracho que vivía calle arriba, y que lo hacía todos los años, que contrataban a cualquiera que se presentase, así que fui y lo siguiente que supe fue que tenía una saca de cuero a mis espaldas y que me dedicaba a pasear a mis anchas. Vaya un trabajo, pensé. ¡Tirado! Sólo te daban una manzana o dos y si te las arreglabas para terminar, el cartero regular te asignaba otra manzana para repartir el correo, o también podías volver y el jefe te mandaba a otra parte, pero lo mejor que podías hacer era tomarte tu tiempo y meter relajadamente las tarjetas de Navidad en los buzones.

Creo que fue en mi segundo día como auxiliar de Navidad cuando esta mujerona salió y se puso a andar a mi lado mientras yo repartía las cartas. Cuando digo mujerona me refiero a que tenía un culazo y unas tetazas y en general era grande en todos los lugares adecuados. Parecía estar un poco chiflada, pero me ponía a mirar su cuerpo y no me importaba demasiado.

Hablaba y hablaba y hablaba. Entonces salió la cosa.


(CHARLES BUKOWSKY, Cartero)

CONTADORES DE HISTORIAS, 16 DE OCTUBRE




Temas para el relato del próximo viernes, 23 de Octubre:

* Tema libre con la canción de Otis Reading, (Sittin' On) The Dock Of The Bay

* "A las 9 en el bar de siempre"



(Fotografía: trabajos en papel de la artista británica Su Blackwell)

LA COSA SIEMPRE HA SIDO ASÍ

Un poco de humor para explicar la educación de los más jóvenes
El Médico de Familia inglés, Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflicto generacional, citando cuatro frases:

1) "Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos."

2) "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."

3) "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."

4) "Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz d e mantener nuestra cultura."

Después de enunciar las cuatro citas, el Doctor Gibson, observaba como gran parte de la concurrencia aprobaba cada una de las frases. Aguardó unos instantes a que se acallaran los murmullos de la gente comentando lo expresado y entonces reveló el origen de las frases, diciendo:

La primera frase es de Sócrates (470 - 399 A .C.);

La segunda es de Hesíodo ( 720 A .C.);

La tercera es de un sacerdote ( 2.000 A .C.);

La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia;

Y ante la perplejidad de los asistentes, concluyó diciéndoles:

Señoras Madres y Señores Padres de familia:

RELÁJENSE, QUE LA COSA SIEMPRE HA SIDO ASÍ...


(Fuente: Reflexiones...)

CAMBIO DE ESTACIÓN



Libro de Jimmy Liao Desencuentros. Historia que arranca un 6 de octubre y que se cierra un 6 de marzo, año y medio después. Un joven músico y una joven traductora viven en el mismo bloque de pisos pero mientras ella, siempre que sale, se dirige a la izquierda, él lo hace siempre a la derecha. Sus caminos por la ciudad son siempre divergentes hasta que, un día, en una plaza circular del surtidor del parque, se conocen e intercambian los teléfonos. Al regreso a sus casas llueve de modo inclemente y se mojan los papeles en los que los anotaron, por lo que ambos pierden los números. La vida sigue y no logran encontrarse de nuevo a pesar de sus deseos y sus esfuerzos hasta que...

UN POCO DE HISTORIA

¿De dónde surge el Premio Nobel?
El Premio Nobel de literatura surge de un fondo que legado por el inventor Alfred Nobel (1833–1896) y que es manejado por la Fundación Nobel. La tarea de selección de los ganadores en cada categoría es confiada a la Academia Sueca o a instituciones específicas desde 1901, año del primer premio.

¿Qué premios da la Academia?
Además de literatura, se premian las siguientes especialidades: fisiología y medicina, química, física, ciencias económicas y de la paz (que se anunciará el viernes 9). Toda una declaración de principios respecto de lo que Alfred Nobel consideraba valioso para una cultura (sacando el premio de ciencias económicas, que no fue elegido por él, sino agregado hace relativamente pocos años).

¿Quiénes pueden ser elegidos Premios Nobel de Literatura?

En principio, cualquier escritor. Pero para ser tenido en cuenta se debe estar nominado y esto se consigue mediante la postulación de alguien apto para hacerlo: miembros de la Academia Sueca o de otras academias, instituciones similares en objetivos, profesores de literatura en universidades, premios anteriores del Nobel de Literatura. Obviamente, nadie puede postularse a sí mismo.
¿Cómo sigue el procedimiento?
Suele haber alrededor de 350 escritores nominados por año entre conocidos e ignotos. Para el premio de cada año, se reciben postulantes hasta el 31 de enero. La lista de nominados es completamente secreta.

Todos los nominados son evaluados por un comité. Muchos nombres se borran rápido cuando por algún motivo se entiende que no están allí por razones de calidad literaria. Los que quedan son estudiados a fondo. Se piden traducciones especiales si la lengua de origen es inaccesible para los miembros de la Academia o se crean comisiones ad hoc para el análisis de obras poco difundidas. Hacia abril, ya hay una lista estable y bastante reducida de candidatos preliminares. Antes del receso de verano (julio, agosto, en el hemisferio norte), quedan usualmente solo cinco candidatos.

Cada miembro del comité prepara además un reporte individual para la reunión después sus vacaciones, a mediados de septiembre. Entonces ya comienzan las decisiones: se proponen nombres hasta que un candidato reciba más de la mitad de los votos. Para octubre, ya está definido el ganador y algún jueves del mes (esta vez, mañana, 8) se anuncia.

¿Quién gana el Nobel?
"La persona que ha producido en el campo de la literatura la obra más destacada". Algo así dejó dicho Alfred Nobel en su testamento. Pero qué se interpreta por esto, qué valores se priorizan, qué se considera "destacado" queda bajo el criterio de los miembres de la Academia.

Casi siempre, los premiados no son populares, ni siquiera conocidos en algunos países. Este premio se caracteriza por no pretender seguir el gusto masivo.

¿Quiénes se comenta que son los candidatos posibles?

Para este año, se habla del israleí Amos Oz, los estadounidenses Joyce Carol Oates y Philip Roth, y el español Luis Goytisolo.
Los candidatos de siempre
Mario Vargas Llosa (que queda relegado por motivos políticos, se sostiene: la Academia tiene una ideología de izquierda), Antonio Tabucchi, Thomas Pynchon, Milan Kundera. Hasta Bob Dylan se ha vuelto un clásico dentro de los postergados.

¿Quiénes lo ganaron?
Autores muy leídos como Rabindranath Tagore, Thomas Mann, William Faulkner, Hermann Hesse, Ernest Hemingway, Juan Ramón Jiménez, Albert Camus, Samuel Beckett, Gabriel García Márquez y José Saramago.

Autores para nada recordados hoy en día, como Sully Prudhomme, Władysław Reymont, Halldór Laxness o Ivo Andrić.

Curiosidades sobre el Nobel
*El país que más ganadores tiene(¿significará que tiene los mejores escritores del siglo?) es Francia, con 14. Le siguen muy de cerca Estados Unidos, Inglaterra y Alemania.
*Se han premiado obras en lenguas tan disímiles como el occitano, el serbo-croata, el bengalí y el chino.
*Dos de los ganadores rechazaron el premio: Boris Pasternak, en 1958 (se dice que por presión del gobierno soviético) y Jean-Paul Sartre, en 1964 (por razones ideológicas).
*Relegados históricos, que, como hoy se sabe, merecían el premio y no lo obtuvieron: Borges (quien decía con su delicada ironía que no se trataba de un premio de justicia literaria, sino geopolítica por su rotación geográfica), Virginia Woolf, Kafka, Tolstoi y Proust, entre otros ausentes más.
*Pregúntele al Nobel: en el sitio de la Academia se ofrece la posibilidad de plantear preguntas a los nobeles. Se toman preguntas a cada ganador, de entre las cuales se seleccionarán las que resulten más pertinentes.

(Fuente: libros en red)

TODO ARTE ES COMPLETAMENTE INÚTIL

El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte.

El crítico es el que puede traducir de un modo distinto o con un nuevo procedimiento su impresión ante las cosas bellas.

La más elevada, así como la más baja de las formas de crítica, son una manera de autobiografía. Los que encuentran intenciones feas en cosas bellas, están corrompidos sin ser encantadores. Esto es un defecto.

Los que encuentran bellas intenciones en cosas bellas, son cultos. A éstos les queda la esperanza.

Existen los elegidos para quienes las cosas bellas significan únicamente belleza.

Un libro no es, en modo alguno, moral o inmoral. Los libros están bien o mal escritos. Esto es todo.

La aversión del siglo XIX por el Realismo es la rabia de Calibán viendo su cara en el espejo.

La aversión del siglo XIX por el Romanticismo es la rabia de Calibán no viendo su propia cara en el espejo.

La vida moral del hombre forma parte del tema para el artista; pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista desea probar nada. Hasta las cosas ciertas pueden ser probadas.

Ningún artista tiene simpatías éticas. Una simpatía ética en un artista constituye un amaneramiento imperdonable de estilo.

Ningún artista es nunca morboso. El artista puede expresarlo todo.

Pensamiento y lenguaje son, para el artista, instrumentos de un arte.

Vicio y virtud son, para el artista, materiales de un arte.

Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el del músico. Desde el punto de vista del sentimiento, la profesión de actor.

Todo arte es, a la vez, superficie y símbolo.

Los que buscan bajo la superficie, lo hacen a su propio riesgo.

Los que intentan descifrar el símbolo, lo hacen también a su propio riesgo.

Es al espectador, y no la vida, a quien refleja realmente el arte.

La diversidad de opiniones sobre una obra de arte indica que la obra es nueva, compleja y vital. Cuando los críticos difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo.

Podemos perdonar a un hombre el haber hecho una cosa útil, en tanto que no la admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente.

Todo arte es completamente inútil.


(El RETRATO DE DORIAN GRAY - PREFACIO)

TALLER DE ESCRITURA



EN BUSCA DE LA VOZ PROPIA

Tema 1: El Estilo

Stendhal dice que el estilo es la manera peculiar que tiene cada uno de decir las mismas cosas.

El primer empeño del escritor es buscar una relación fluida con el lenguaje y a partir de ahí emprender el camino hacía un estilo propio, olvidando géneros.

En Cortazar el lenguaje y su utilización es el hallazgo fundamental, está obsesionado por el estilo.

Cortazar siempre repetía que para escribir bien hay que escribir mal.

Se debería escribir sin inhibiciones, como si el escritor también fuera una página en blanco, sin trabas ni cortapisas.

Como ejemplo clarificador el cuento “El río” de Cortazar. En este relato, Cortázar elige la segunda persona, consiguiendo así una mezcla de proximidad y alejamiento, intimidad y distancia. Nos ofrece una información casi equitativa de ambos. Al elegir la 2ª persona, logra que la forma del cuento refleje el fondo del mismo.

Escribir un fragmento de un relato en 1ª o 3ª persona (extensión de unas cinco líneas) y cambiarlo a 2ª persona




Horacio Quiroga además de su obra dejó este decálogo del Buen Cuentista. Quizás seguir reglas no es lo que un autor en su mundo creativo desea seguir. Pero...leerlo es "casi" una necesidad.

I. Cree en un maestro - Poe, Maupassant, Kipling, Chejov - como en Dios mismo.

II. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.


(Publicado por Juan José Bravo en TALLER LITERARIO)

AND THE WINNER IS...



Ya sabemos por fin quien es la ganadora del premio Nobel de literatura, se trata de la novelista y poeta alemana Herta Muller, por fin salimos de dudas ante lo que ha sido una decisión un poco intrigante, como ya dije ayer.

También tengo que decir que junto a la ganadora los candidatos con mas fuerza eran Amos Oz, Joyce Carol Oates, Philip Roth, Thomas Pynchon, Adonis, Assia Djebar, Haruki Murakami, Mario Vargas Llosa, Thomas Transtormer, Claudio Magris, Don DeLillo, Ismail Kadare, Ko Un o Milan Kundera.

la escritora Herta Muller nació en Rumanía en el año 1953, pertenecia a una familia alemana que era de las pocas que vivían en el país, debido a su mezcla cultural siempre ha sabido observar y ha tenido intriga por estudiar las dos culturas y la convivencia de la una con la otra. Su primer libro se publicó en 1982, tras cuatro años de espera, se llamaba “en tierras bajas“, un conjunto de relatos ambientados en una comunidad rural, donde la narradora es una niña.

Su ultima novela se llama “Atemschaukel”, la protagonista de este libro es una chica de 17 años que es enviada a un campo de concentración, narrando la autora desde su punto de vista los dramas y problemas de la gran guerra.

Espero que disfrute el premio, que es la nada despreciable cantidad de 980000 euros, yo me centraré en leer algunas obras de esta escritora, que para eso las hace.

Fuente: Actualidad literatura

EL DÍA DE SUERTE



La familia de Reynaldo se había arruinado lentamente durante la posguerra. Aún así, a él no le había faltado de nada durante su infancia y su juventud. Le habían malcriado pensando que algún día la fortuna les volvería a sonreír. Fue muy duro para él cuando se enteró de que sus padres habían fallecido en un accidente. Desde ese momento decidió que la solución a sus problemas sería un buen matrimonio. Empezó a buscar una rica heredera que le devolviese a la vida holgada que siempre había tenido.
Cuando conoció a Matilda no tuvo duda de que era la mujer que estaba deseando. Con sus trajes de alta costura, sus brillantes de fantasía, los andares de modelo, y su carita de muñeca parecía indiscutiblemente millonaria. La abordó con los buenos modales y la elegancia que le caracterizaba. Enseguida se ganó su cariño y confianza. Fue muy sincero desde el primer día y la dijo claramente que él solo se casaría por dinero. En cambio, ella no le dijo que su sueldo de modista solo la daba para llegar, a duras penas, al fin de mes.
Llevaban más de un año saliendo juntos. Ella sabía que la dejaría en cuanto se enterase de que no la estaba acompañando a su casa, sino al portal del taller de costura donde trabajaba. Por ese motivo, aunque le quería con locura, empezó a permitir que el dueño del taller coquetease con ella.
Reynaldo estaba loco de ansiedad esperando el momento de que aceptase casarse con él. Pensó que para que se decidiese, necesitaría comprarle un hermoso anillo de brillantes. Empezó a ir al casino de Montecarlo a probar suerte. Al principio solo se atrevía a apostar tímidas cantidades. Después, al ver que la suerte le empezaba a sonreír, fue aumentando las apuestas.
Aquél día, pensó que su buena estrella le guiaba en todos sus movimientos. La bola de la ruleta se detenía siempre a su favor. Los dados obedecían sus peticiones. Las cartas le venían al dedo. El éxtasis de la fortuna le llenaba de euforia. Nunca había jugado tanto y tan arriesgadamente. No pudo parar hasta que las fichas formaban enormes rascacielos en su lado de la mesa. Todos los compañeros de juego le animaban para que siguiese jugando. Les hizo caso y volvió a incrementar el número de fichas que empezaban a caerse de la mesa. Le recomendaron que fuese a cambiarlas y volviese con menos cantidad. Cuando le ayudaron a llevarlas, a brazadas para que se las cambiasen por fajos de billetes, la cabeza le daba vueltas. Le dijeron que sus ganancias habían alcanzado la redonda cifra de un millón de francos y casi se desmaya.
No quiso ir a su casa sin pasar antes por la de Matilda para comunicarla la buena noticia. Vio que el portal estaba abierto y entró sin llamar al timbre. Subió las escaleras de dos en dos peldaños, dispuesto a darla una sorpresa. Pensaba ducharla con los grandes fajos de billetes que llevaba en cada mano. Quedó paralizado al entrar por la puerta que estaba entreabierta. Casi se le cae el dinero que llevaba aireando. No sabía que era lo que le sorprendía más: si ver que aquello era un taller de costura, o que su adorada novia estuviese tumbada, en el largo diván, bajo aquél viejo desconocido.
Corrió despavorido. Solo se detuvo ante la puerta de su casa para introducir la llave en la cerradura. Entró como un torbellino. Azotó todo lo que había ganado en el casino contra el suelo. Le faltaba el aire. Presa del pánico abrió el balcón. Un enorme ruido de huesos rotos hizo gritar a cuantos pasaban por la calle en ese momento.

Mar Cueto Aller

SILENCIO ROTO




La garganta pronunció un sonido ininteligible, pero tu interior, sin saber por qué, gritÓ ¡aleluya!.
Casi en duermevela escuchaste un estruendo y te precipitaste de la cama. Sin duda Martín, como tantas veces, había abrazado cualquier objeto en el sopor del alba.
Su cuerpo yacía inmóvil al final de las escaleras. El temor se adueñaba de ti en cada peldaño; tal vez enfadado por el suceso se incorporase intentando agarrarte de cualquier sitio, lanzándote …. Pero no fue así. Inerte, con la cabeza ladeada, tenía una mueca altiva en aquel rostro de ojos fijos y babeaba sangre por la comisura de los labios.
La memoria se te debilitaba al paso de las horas y a fuerza de repetir al policía las mismas cosas, decaía tu ánimo intentando reconstruir al hombre que nunca fue.
Hoy sin testigos deseas recorrer el camino que lleva al cementerio por última vez.

Tere Fuertes Fernández

MADAME BUTTERFLY

No haría falta entender de qué va este aria. La tristeza asoma en cada escena. El amor que espera. El dolor que no cesa. La esperanza que no abandona, a pesar de toda evidencia.

La trama de la ópera Madame Butterfly, compuesta por Giacomo Puccini, transcurre en Nagasaki, a finales del siglo XIX o principios del XX. Mientras está destinado en la citada ciudad, a bordo del navío USS Abraham Lincoln, el oficial de la marina estadounidense F. B. Pinkerton se enamora y se casa con la joven geisha japonesa Cio-Cio-San, llamada Butterfly. Cuando él regresa a los Estados Unidos ella se queda esperándole, aunque familia y amigos la intentan convencer de que él no volverá. Mientras tanto ella cría sola a su hijo, que nace tras la partida de Pinkerton. Después de tres años, Pinkerton regresa y con él legitima esposa norteamericana, Kate. Vienen a recoger al niño para criarlo en los Estados Unidos. Madame Butterfly, rota de dolor, se hace el hara-kiri con la espada de su padre.

El corto fue creado por Pjotr Sapegin (Rusia, 1955).

CUANDO ME PREGUNTAN




...Cuando me preguntan si los textos los tengo organizados en la cabeza antes de escribirlos o bien se desarrollan sorprendiéndome a mí mismo a medida que avanzan, siempre contesto que en la redacción se producen sorpresas infinitas. Y que por suerte es así, porque la sorpresa, el sesgo repentino, la frase que se presenta en el momento preciso sin que se sepa de dónde viene, son el dividendo inesperado, el fantástico empujoncito que mantiene activo a un escritor. Eso es lo que logró el boxeador Alfonso aquel día con su sorprendente respuesta...Decidí que lo mejor sería abandonar aquella entrevista, pero antes hice una última pregunta, una pregunta que me atañía directamente: "Señor Hemingway, ¿cuál cree que es el mejor adiestramiento para el aprendiz de escritor?"... "Digamos", me contestó, y eso sonaba muy Hemingway, "que ese aprendiz de escritor debería ahorcarse porque descubre que escribir bien es intolerablemente difícil. Entonces alguien debería salvarlo sin misericordia, y su propio yo debería obligarlo a escribir tan bien como pudiera durante el resto de su vida. Así al menos tendría la historia del ahorcamiento para comenzar."
Yo, que no podía estar ya más animado, le pregunté entonces: "Señor Hemingway, ¿cambian el tema o la trama o un personaje a medida que uno escribe?" "Algunas veces uno sabe la historia", dijo cubriéndose la cara cubriéndose la cara como si estuviera boxeando, "y otras veces uno no tiene la menor idea de cómo van a ir las cosas. En realidad todo cambia a medida que se mueve. Eso es lo que produce el mocimiento que produce el cuento. Algunas veces el movimiento es tan lento que no parece estar moviéndose. Pero siempre hay cambio y siempre hay movimiento."
Me animé todavía más. "Señor Hemingway, cuando escribe, ¿alguna vez descubre que está influido por lo que está leyendo en ese momento?" Estuvo unos segundos concentrado en sí mismo hasta que por fin me dijo: "Actualmente nada de lo que leo me influye, pero hubo una época en la que Joyce fue muy importante..."


(Fragmento de París no acaba nunca, de Enrique Vila- Matas)

ALBERTO GARCÍA-DE DONDE NO SE VUELVE



DE DONDE NO SE VUELVE

Camino cegado contra un sol poniente. Sobre mi cabeza, una tupida red
de araña recorta el cielo. Cables, postes, miles de ramas de árboles negrosde araña recorta el cielo. Cables, postes, miles de ramas de árboles negros
y sus sombras…y sus sombras…
Sus sombras rotas.Sus sombras rotas.

Una trepidación en el alma. En esta luz que me deslumbra
está escrito mi ayer.está escrito mi ayer.
Los recuerdos y lo olvidado, atrapados en esta tupida red de araña.Los recuerdos y lo olvidado, atrapados en esta tupida red de araña.

Otros tiempos se abisman entre las líneas que mutilan el cielo…

Los excesos del pasado…


(TEXTO COMPLETO)

LA TIRA DE QUINO (2)

PREMIO NACIONAL DE POESÍA

Juan Carlos Mestre logra el Premio Nacional de Poesía

El autor, también un destacado grabador, recibirá 20.000 euros por su obra 'La casa roja”

El poeta Juan Carlos Mestre ha sido galardonado hoy, por su obra La casa roja, con el Premio Nacional de Poesía, que concede el Ministerio de Cultura. Este galardón está dotado con 20.000 euros. Mestre, poeta y artista visual, se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona y es autor de los poemarios Siete poemas escritos junto a la lluvia (1982), La visita de Safo (1983), Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo (Premio Adonais, 1985), Las páginas del fuego (1987), La poesía ha caído en desgracia (Premio Jaime Gil de Biedma, 1992) y La tumba de Keats (Premio Jaén de Poesía, 1999), libro este último escrito durante su estancia como becario de la Academia de España en Roma. Su obra poética entre 1982 y 2007 ha sido recogida en la antología Las estrellas para quien las trabaja (2007).

Mestre ha realizado las antologías sobre la obra poética de Rafael Pérez Estrada, La palabra destino (2001), y La visión comunicable (2001), de Rosamel del Valle, además de la edición comentada de la novela de Enrique Gil y Carrasco, El señor de Bembibre (2004); asimismo, es autor de El universo está en la noche (2006), libro de versiones sobre mitos y leyendas mesoamericanas.

De su diálogo con la obra de otros artistas y poetas el autor, que en el ámbito de las artes plásticas ha expuesto su obra gráfica y pictórica en galerías de España, EEUU, Europa y Latinoamérica, ha publicado libros como Piedra de Alma, con José María Parreño; Crónica de amor de una muchacha albina, con Rafael Pérez Estrada; Emboscados, con Amancio Prada; Bestiario apócrifo, con Álvaro Delgado (2000), Enea y los gatos, con Javier Fernández de Molina (2002); El Adepto, con Bruno Ceccobelli (2005), Arde la oscuridad, con Alfredo Erias (2007); y Los sepulcros de Cronos, con el escultor Evaristo Bellotti (2007).

Asimismo, Mestre ha editado numerosos libros de artista, como el Cuaderno de Roma (2005), versión gráfica de La tumba de Keats, y ha acompañado con sus grabados poemas de Antonio Gamoneda, Diego Valverde, Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, Gonzalo Rojas o Jorge Riechmann. Su colaboración con otros creadores y músicos como Amancio Prada, Luis Delgado o José Zárate, ha sido recogida en varias grabaciones discográficas.

El jurado, presidido por Rogelio Blanco, Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, estuvo constituido por Darío Xohan Cabana Yáñez (Real Academia Gallega); Sebastián García (Real Academia de la Lengua Vasca); Alexandre Susanna i Nadal "Alex Susanna" (Instituto de Estudios Catalanes); José Carlos Quiroga (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas); Dionisia García Sánchez (Asociación Colegial de Escritores); Teresa Sanz Tejero (Federación de Asociaciones de Periodistas de España); Elena Medel Navarro (designada por la ministra de Cultura) y los dos últimos autores galardonados: Joan Margarit i Consarnau y Olvido García Valdés.


LA CASA ROJA

Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja. Una casa donde los cardenales negros sacrifican papagayos a la voz del diluvio. El diluvio tiene las barbas blancas como el sauce de la jurisprudencia un domingo de bodas. Los predicadores aman la tempestad y golpean con sus Biblias de nácar la erección de los guardiamarinas. Las familias beben alcohol, se santiguan, recolectan insectos. El niño de la lámina se masturba plácidamente con la transparencia. La rosa de Jericó huele a vainilla. Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja. Una casa cuya ilusión está llena de peces, el pez de San Pedro, la conciencia del delfín encerrada en el aro de la bahía desierta. Lorenzo de Médicis tenía una casa roja, las maniquís de Bizancio tenían una casa roja. Mi corazón es una casa roja con escamas de vidrio, mi corazón es la caseta de los bañistas cuya eternidad es breve como columna de lágrimas. El minotauro hace rodar sus ojos por el acantilado de las estrellas, la herida del anochecer hace su nido en la arena. Yo hablo con alas, yo hablo con humo de lo ardido y lava de diamante. La geometría bebe veneno, en el canto de los pájaros suena la armonía del baile de los muertos. En la casa roja hay una mesa blanca, en la mesa blanca hay una caja de plata con la nada del sábado. La intemperie gime contra los muros, la tristeza gime contra los mármoles. El profeta tuvo una casa de papiro a la orilla del lago, la muchacha del ghetto vivió en la casa de las preguntas. Mi mano izquierda luce un anillo de agua, en el camafeo de la supersticiosa brilla el mercurio de la temperatura. Lo que canto es lumbre, caballos lo que canto contra la aritmética y los números. Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja, una casa bajo el índice del cielo y el negro nenúfar de la amante devota. El muchacho con ojos de ebonita ama la enfermedad y el rubí de los reyes. Las mujeres hermosas sueñan con acuarelas, sueñan con garzas y volúmenes y súbitos prodigios sobre las alfombras de lana. Yo vivo extraviado entre dos rosas de sangre, la que tiñe la calamidad de impaciente belleza, la que tiñe la aurora con su astro eucarístico. Mi voluntad tiene la cólera del orfebre, mi capricho tiene el óxido de una frente de hierro. Nadie cruza los bosques malignos, nadie sobre la yerba de la muerte escucha el desconsolado discurso de las ceremonias asiduas. Yo veo el arco iris, yo veo la patria de los músicos y el olivo de los evangelios. Mi casa es una casa roja bajo la fibra de un rayo, mi casa es la visión y la beldad de una isla. Aquí cabe la gala del mandarín y la escrupulosa usura de las edades antiguas. Esta casa mira al norte hacia las lagunas de helechos, esta casa mira al sudeste azotada por el aliento de los que piden limosna.

(Fotografía: Salustiano, Sinfonía en rojo)

EL LECTOR ACTIVO

La lectura es un arte, aunque muchos autores de hoy lo ignoran, ya que andan atareados complaciendo lo que se espera de ellos: intrigas trilladas, personajes que hablen como en las series más mediocres de televisión, estilo de tiralíneas. Claridad se les reclama, y que no embrollen. Que respiren con naturalidad y no ensombrezcan las mañanas.


Ostentadora del gusto general, la mayoría lectora, que cuenta con la reveladora complicidad del sufragio de los que no leen, actúa como si hubiera vencido en las urnas y eso le permitiera ahora imponer la figura del lector pasivo y someter cualquier lectura individual a la más burda lectura general, prisión de todos.
Tiene este horror su lógica si se piensa que entre los lectores de hoy triunfa aquella comodidad que ya en los años treinta llevó a Cyril Connolly a ironizar sobre los perezosos: "Con independencia del talento que inicialmente posean, se condenan a ideas y amistades de segunda mano".

Hasta donde alcanza la memoria, mi icono clásico del lector activo es una lectora, Anna Karenina, viajando de noche en el tren de Moscú a San Petersburgo. Justo en el momento en el que Tolstoi parece haber suspendido ligeramente la intriga, Anna se coloca en las rodillas un almohadón y, envolviéndose las piernas con una manta, se arrellana cómodamente. Después, pide a Aniuska una linterna, que sujeta en el brazo de la butaca, y saca de su bolsita roja un cortapapeles y una novela inglesa.
En mi recuerdo, el momento es pura iluminación. Asocio la linterna de Anna con aquella peculiar luz propia, cuya necesaria existencia percibiera Paul Valéry cuando en sus Cuadernos consideró plausibles un tipo de obras que contaran con la iluminación propia del lector, es decir, un tipo de obras escritas sin pensar en darle algo a quien lee, sino, al contrario, pensando en recibir de él: "Ofrecer al lector la oportunidad de un placer -trabajo activo- en lugar de proponerle un disfrute pasivo. Un escrito hecho expresamente para recibir un sentido, y no sólo un sentido, sino tantos sentidos como pueda producir la acción de una mente sobre un texto".
Décadas después, Roland Barthes recogería el guante y diría que para devolverle su porvenir a la escritura había que darle la vuelta al mito: "El nacimiento del lector se paga con la muerte del autor". Exageró, pero con su idea dejó entretenidas a dos generaciones de estudiosos y demostró, además, que del acontecer implacable que conduce a la muerte nada nos distrae tanto como la lectura activa. La famosa muerte. La he visto esconderse en los relojes en La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, esa novela con la que Laurence Sterne llenó de salud la relación del escritor con el lector: "A medida que prosiga usted en mi compañía, el ligero trato que ahora se está iniciando entre nosotros se convertirá en familiaridad, y ésta, a menos que uno de los dos falle, acabará en amistad".
Puede que fallarle a tipos como al gran Sterne sea el error de tantos lectores de ahora, consumidores de sucedáneos de la literatura. Pero anima saber que hay indicios del regreso del lector activo. Algo comienza a moverse en medio del barullo de las novelas esotéricas y otros engendros, y se diría que hasta incluso pierde ya fuelle la estúpida exaltación del lector pasivo, que esconde en realidad la exaltación de los que no leen. Reaparece el lector con talento y parece que comienzan a replantearse los términos del contrato moral entre autor y público. Respiran de nuevo los escritores que se desviven por un tipo de lector que sea lo suficientemente abierto como para permitir en su mente el dibujo de una conciencia extraña, incluso radicalmente diferente de la suya propia.
La secuencia central de toda lectura activa contiene el gesto más profundamente democrático que conozco. Es el gesto de quien sabe abrirse al mundo y a las verdades relativas del otro, a la sagrada revelación de una conciencia ajena. Si se exige talento a un escritor, debe exigírsele también al lector. Porque el viaje de la lectura pasa muchas veces por terrenos difíciles que reclaman tolerancia, espíritu libre, capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguaje distinto del que nos tiene secuestrados. Como dice Vilém Vok, no es tan sencillo para un lector sentir el mundo como lo sintió Kafka: un mundo en el que se niega el movimiento y resulta imposible siquiera ir de un poblado a otro.
Las relaciones entre lector y escritor remiten tanto a un mundo radicalmente negado para el movimiento como a la escena más opuesta: dos aislados poblados kafkianos, acercándose. Una novela es una calle de dos direcciones, animada por dos talentos; una calle en la que la tarea que se requiere a ambos lados es, al final, la misma. Leer, cuando se lleva a cabo con linterna propia, es tan difícil y apasionante como escribir. Tanto quien escribe como quien lee, aun entreviendo el fracaso, buscan la revelación certera de lo que somos, la revelación exacta de la conciencia personal de uno mismo, y también de la del otro. Y aquellos que sitúan la lectura al nivel de la experiencia pasiva de ver televisión lo único que hacen es vejar a la lectura y a los lectores. De hecho, las mismas destrezas que se necesitan para escribir se precisan también para leer. Los escritores fallan a los lectores, pero también ocurre al revés y los lectores les fallan a los escritores cuando sólo buscan en éstos la confirmación de que el mundo es como lo ven en su pequeña pantalla. Los nuevos tiempos traen esa revisión y renovación del pacto exigente entre escritores y lectores. Cabe esperar, parafraseando a Henry James, que pronto pueda decirse que unos y otros trabajan con lo que tienen, y sus grandes dudas son su pasión, y esa pasión es precisamente su gran tarea.


(El lector activo. Artículo de Vila-Matas, El País, 27-09-09)

LA FRUSTRACIÓN DEL ESCRITOR




Muchos autores no son debidamente reconocidos en vida. Pero alentados por la esperanza de que el juicio de la posteridad reconozca su valía, no suelen abandonar su actividad creativa. Una excepción a esta regla es la del poeta y novelista norteamericano Herman Melville (1819-1891). Como su novela Moby Dick, y otras publicadas, no habían tenido demasiado éxito en el momento de su aparición, renunció a escribir y pasó el resto de su vida como empleado de aduanas del puerto de Nueva York, alejado de los círculos literarios y plenamente dedicado a su actividad burocrática.

(Fuente: HUMORADAS)

DE ÚLTIMOS DESEOS SIN CUMPLIR




EXCESO DE PERFECCIONAMIENTO

El pudor literario puede hacer que grandes obras se pierdan para la poseteridad. Tal es el caso de la Eneida de Virgilio (Publius Vergilius Maro, 70-19 a. de C.). El autor dejó instrucciones de que este libro, compuesto en 12 volúmenes, fuese quemado íntegro a su muerte, puesto que no había tenido tiempo para corregirlo y mejorarlo y no deseaba que las generaciones futuras leyesen una obra imperfecta firmada con su nombre. Afortunadamente, el emperador Augusto, que había encargado el trabajo, no permitió que se cumpliese esta última voluntad del poeta y la gran epopeya ha llegado hasta nosotros.

(Humoradas)

DE HECHO




DE HECHO CUALQUIER POEMA

De hecho cualquier poema
podría titularse “Instante”.

Basta una frase
en presente
pasado o incluso futuro;

basta que cualquier cosa
envuelta en palabras
susurre, brille,
vuele, flote,
o guarde también
esa teórica inmutabilidad
pero con una sombra de movimiento;

basta que se hable
de alguien junto a alguien
o de alguien junto a algo;

de la mamá que me mima
o que ya no me mima;

o de otras mamás
y de otros mimos o no mimos
de otras cartillas
cuyas páginas pasa el viento;

basta con que al alcance de la mirada
el autor coloque unas montañas provisionales
y unos pasajeros valles;

si con ocasión de ello
alude al cielo
sólo aparentemente eterno y estable;

si aparece bajo la mano que escribe
la única cosa que parece
que puede ser llamada cosa de alguien;

si negro sobre blanco,
o al menos en sentido figurado,
por un motivo más serio o menos serio,
son planteados algunos interrogantes,
y como respuesta:
en todo caso, dos puntos:

Wislawa Szyborska (Dos puntos)

DE OBJETOS PERDIDOS

JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS



MUERE EL POETA JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS

El poeta y escritor José Antonio Muñoz Rojas, murió en la localidad malagueña de Antequera a pocos días de cumplir cien años. Formó parte del grupo de poetas de la generación del 36 y fue Premio Nacional de Poesía 1998 y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2002.

Nacido en Antequera, Málaga, España, el 9 de octubre de 1909, estudió en el colegio El Palo de los Padres Jesuitas de Málaga y continuó sus estudios en Madrid, donde se licenció en Derecho. Realizó sin éxito oposiciones al cuerpo diplomático, y fue lector de Literatura Española en la Universidad de Cambridge, donde realizó la tesis sobre Literatura Comparada. Regresó a España en 1947 y a comienzos de los años cincuenta se trasladó a Madrid, residiendo desde entonces entre la capital de España y su pueblo natal.

En Madrid se hizo cargo de la Sociedad de Estudios y Publicaciones del Banco Urquijo, y compatibilizó esa actividad con la literatura. Perteneciente al grupo de poetas neorrenacentistas, José Antonio Muñoz Rojas fue fundador, junto a José Antonio Maravall, Leopoldo Panero y José R. Santeiro, de la Nueva Revista, al tiempo que mantuvo contactos con varios poetas de la Generación del 27.


Junto a Vicente Aleixandre, Ridruejo, Rosales, etc., participó en la revista Escorial, así como en Cántico y El Correo Literario, esta última fundada por Leopoldo Panero. Su obra poética comienza en 1929 con Versos del retorno y continúa con el poemario Ardiente jinete, con el que en 1934 obtuvo el tercer premio del Certamen Nacional de Literatura.

El canto de lo cotidiano, la importancia de la palabra poética y la expresión de lo auténtico es lo que caracteriza su obra a partir de 1939. De 1942 son sus Sonetos de amor por un autor indiferente, poemario al que siguieron: Abril del alma, 1943; Cantos a Rosa, 1955; Lugares del corazón en nueve sonetos que lo celebran, 1962; Antequera, norte de mi pluma y Salmo, de 1970.

Autor también de obras en prosa, destacan: Historias de familia, 1945; Las cosas del campo, 1953 y Las musarañas, de 1957, entre otras. En 1979 publicó Cuentos surrealistas, un compendio de 13 relatos, y de 1989 es el volumen Poesía 1929-1980, una recopilación de todo su trabajo lírico que inauguró la colección Ciudad del Paraíso. Amigos y maestros, de 1992; Dejado ir: estancias y viajes, 1995; y Ensayos anglo-andaluces, de 1996 son otras obras del escritor malagueño.

Traductor y estudioso de poetas ingleses, es también autor de varios libros de derecho, de viajes y de memorias. De 1994 es el relato autobiográfico La gran musaraña: Memorias y de 1997 el poemario Objetos perdidos, con el que puso fin a la trilogía compuesta por Ardiente Jinete (1934) y Cantos a Rosa (1955), y con el que el 11 de noviembre de 1998 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía, por el Ministerio de Cultura. En febrero de 2002 publicó Entre otros olvidos, un poemario en el que el escritor malagueño recoge los textos escritos en los últimos tiempos.

Ese año, el 28 de mayo, fue galardonado con el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana por el conjunto de su obra y en marzo de 2007 fue distinguido en la decimotercera edición de los Premios Andalucía de la Crítica por la obra El comendador. José Antonio Muñoz Rojas, Hijo Predilecto de Andalucía, fue galardonado con la Medalla de Oro de la ciudad de Antequera y la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. En 2009, fecha de la celebración del centenario del nacimiento del escritor, la Junta de Andalucía declaró al poeta malagueño Autor del Año, junto a Antonio Machado. Ha participado en conferencias y en mesas redondas sobre literatura y ha formado parte de numerosos jurados literarios.


(Fuente: El País)

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