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NOTiCIAS SOBRE EL MICRORRELATO ESPAÑOL



Creo que ésta es la primera vez que una revista académica española se ocupa del microrrelato. Quimera, por su parte, ya le dedicó dos números monográficos en el 2002. Y ese mismo año, la profesora Francisca Noguerol, especialista en las formas narrativas breves, organizó en la Universidad de Salamanca el segundo congreso internacional dedicado al género. El caso es que desde que en 1990 apareciera la precursora antología de Antonio Fernández Ferrer, La mano de la hormiga, en casi veinte años el panorama sobre este nuevo género ha cambiado por completo.

Un microrrelato no es un cuento, ni un aforismo, ni un poema en prosa, ni mucho menos un chiste o una frase ingeniosa, sino un texto narrativo brevísimo que cuenta una historia, en la que debe imperar la concisión, la sugerencia y la precisión extrema del lenguaje, a menudo al servicio de una trama paradójica y sorprendente. Y aunque queda todavía mucho trabajo pendiente por hacer, tanto en el campo de la teoría de los géneros, como en el de la historia literaria (por ejemplo, echamos de menos un estudio detenido sobre las formas narrativas brevísimas en el Modernismo español), el panorama empieza a clarificarse, debido a los numerosos trabajos de investigación y análisis que se han venido publicando, sobre todo, en la última década. Así, los próximos congresos, en Neuquén (Argentina) y Málaga, ambos programados en noviembre del 2008, son las nuevas citas importantes para los cultivadores y estudiosos del género.
Por otra parte, se han sucedido las antologías, sobre todo temáticas, por lo que espero poder publicar en breve, junto a Gemma Pellicer (sin cuya valiosa ayuda, por cierto, no hubiera podido coordinar este monográfico), una antología histórica del microrrelato español, en la que hemos venido trabajando durante estos últimos años. Pero ahora mismo, el lector que lo desee, tiene a su disposición los principales libros que jalonan la trayectoria del género, obra de autores tan importantes como Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Ana María Matute, Max Aub, Antonio Fernández Molina, Rafael Pérez Estrada, Javier Tomeo, José Jiménez Lozano, José de la Colina, Luis Mateo Díez, Juan José Millás, José María Merino, Pedro Ugarte, Julia Otxoa, o los más jóvenes, Hipólito G. Navarro y Andrés Neuman.

El microrrelato es un género fuera del comercio, por lo que el autor lo encara con libertad plena, prestándose a menudo a la experimentación, al valerse de la reescritura o la intertextualidad, sin que deba faltarle ni lo ambiguo ni el humor. Dada su concisión extrema, la aparente facilidad que supone componerlo, no escasea lo trivial o la frase meramente ingeniosa, aunque -no lo olvidemos- esto ocurre con frecuencia en otras formas tan prestigiosas en sociedad como la novela, donde bajo el ropaje de lo ameno sólo se encubre lo banal, y no por ello descalificamos al género, en su conjunto. Y a diferencia del relato, con el que comparte diversas similitudes, sólo puede centrarse en un mínimo detalle, arrancando de inmediato para acabar al instante, permaneciendo gran parte del tejido narrativo sumergido, esto es, sobrentendido. En fin, sólo quienes no conocen su historia, que habría que completar con la riquísima tradición hispanoamericana (Juan José Arreola, Augusto Monterroso, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Marco Denevi, Virgilio Piñera, David Lagmanovich, Luisa Valenzuela, Guillermo Samperio, Raúl Brasca o Ana María Shua), siguen cuestionando un género que se fundamenta en la disciplina extrema, pues sus piezas se componen desechando todo lo que no sea estrictamente imprescindible, como sólo ocurre en la mejor poesía.

Los trabajos que aquí se recogen, sobre teoría, historia y análisis literario, no son más que la última prueba de aquello que los escritores, junto con algunos historiadores de la literatura y críticos, venimos defendiendo con radical empeño y ahínco. Pero, decía, queda mucho trabajo por hacer, aunque puede afirmarse también que se ha avanzado no poco en el conocimiento de esta singular forma narrativa brevísima.

(FERNANDO VALLS, Ínsula)

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