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LA FRICCIÓN



Artista y público no están tan lejos de perro y amo. ¿Quién es quién? ¿Qué más da? Lo importante puede que sea sencillamente el paseo. El artista nunca puede olvidar ni despreciar al espectador, porque toda crisis de público es crisis de creación
A veces las discusiones pueriles tienen un punto de grandeza. Desde hace siglos, la pelea de los artistas por delimitar el lugar que el público ocupa en su trabajo es casi una lucha entre gigantes y cabezudos. Hace años un superejecutivo de televisión me dijo: "Estoy harto de esos directores de cine que van de autores y no se cansan de repetir en las entrevistas que hacen cine para ellos, que no piensan en el público, que sólo quieren hacer la película que ellos querrían ver. Podrían aprender de una maldita vez de los directores de Hollywood". Esa misma mañana, me compré el periódico y aparecía una extensa entrevista con Clint Eastwood. El titular era el siguiente: "Sólo ruedo la película que me gusta a mí".
La apasionante fricción de un artista con el público es un asunto sin final. Luis Buñuel siempre contaba que acudió a la primera proyección parisiense de Un perro andaluz con los bolsillos llenos de piedras para lanzárselas al público si mostraba rechazo.

DAVID TRUEBA 11/07/2009
Leer artículo completo en: Babelia, diario El País

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